
Así podría resumirse la historia de Juan Carlos Florián, ibaguereño, activista LGTBIQ+ y exactor pornø, quien ahora ostenta una de las carteras más sensibles del gobierno colombiano. Y no, no es una broma. Es Colombia en modo plot twist.
El presidente Gustavo Petro decidió encender aún más el debate nacional al oficializar su nombramiento, pese a la tormenta mediática y política que estalló tras una frase que muchos califican como «abiertamente racista»:
“Ningún negro me va a prohibir que nombre a un actor pornø en el ministerio”.
Con esas palabras dichas en televisión nacional y dirigidas a Carlos Rosero, entonces ministro Petro desató un sismo institucional. Le pidió la renuncia en vivo, a plena luz del día, como quien cambia de elenco sin previo aviso. Y lo hizo.
Ahora, el Ministerio de la Igualdad, ya golpeado por pugnas internas, queda en manos de un personaje que divide opiniones: para unos, un símbolo de inclusión y ruptura de estigmas; para otros, un gesto provocador y poco serio frente a una agenda social delicada.
¿Representación o circo?
La llegada de Florián, quien ya era viceministro, no pasa desapercibida. Su historial en la industria pornø, sumado a sus fuertes posturas políticas, ha generado una avalancha de reacciones. ¿Puede un actor pornø liderar una política pública seria? ¿O es justamente eso lo que necesita un país que exige representación real y no apariencias?
El debate está servido:
¿Revolución progresista o simple show mediático?
¿Dónde empieza la igualdad y dónde la provocación?
¿Qué pasa cuando los discursos de inclusión se chocan con los egos del poder?
Mientras tanto, el país observa, comenta, arde… y espera.
Texto de InfoRadio
















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