The Archipielago Press accedió al dossier de la Oficina contra la lucha antidrogas de Estados Unidos para conocer los detalles de la decisión que descertifica al pais en la guerra antinarcóticos.
Aunque al Gobierno se le reconoce récords en incautaciones, tambien se le atribuye una desaceleracion en la erradicación de cultivos ilícitos que permitió un aumento en las hectáreas de siembra de coca.
Los siguientes son apartes traducidos al español, de lo que el informe reporta sobre Colombia:
«Colombia es el principal productor y exportador mundial de cocaína, además de ser fuente de heroína y marihuana. Durante casi 25 años, la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) ha identificado a Colombia como la principal fuente de cocaína en Estados Unidos. Colombia estableció récords de incautaciones de cocaína en 2023 y, según el Ministerio de Defensa, las cifras superaron esas estadísticas en 2024. Las incautaciones colombianas de cocaína y base de cocaína totalizaron 846 toneladas métricas (TM) en 2023, un 10 % más que en 2022. Las estadísticas de las interdicciones de 2024 muestran un aumento adicional del 14 %, alcanzando las 960 TM al cierre del año. Según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado en octubre de 2024, el cultivo de coca en Colombia aumentó un 10 % entre 2022 y 2023, pasando de 230 000 hectáreas (ha) a 253 000 ha. Si bien esta cifra absoluta es un récord histórico, también representa una desaceleración continua del crecimiento del cultivo de coca, en comparación con un aumento del 43 % entre 2020 y 2021 y del 13 % entre 2021 y 2022. La UNODC también informó que la producción potencial de cocaína aumentó un 53 %. El gobierno colombiano redujo significativamente su objetivo de erradicación para 2024 a 10 000 ha, en comparación con las aproximadamente 20 000 ha erradicadas en 2023.»
La conclusión a la que llegan las autoridades gringas, según el dossier consultado por The Archipielago Press es que «el cultivo de coca y la producción de cocaína en Colombia siguen financiando economías criminales y desestabilizando comunidades debido, en parte, a la falta de desarrollo rural y seguridad. A pesar de las interdicciones sin precedentes, Colombia necesita controlar el cultivo de coca y la producción de cocaína mediante una expansión drástica de la inversión en zonas rurales para lograr una transición sostenible de los agricultores a cultivos legales y mediante el aumento de la erradicación efectiva. La cooperación en seguridad, apoyada por Estados Unidos, como la construcción de comisarías en zonas rurales, y en desarrollo, como la titulación de tierras, ha contribuido a reducir la violencia en zonas prioritarias. No obstante, los narcotraficantes continúan amenazando la autoridad del Estado y ejerciendo control sobre algunas zonas. Con base en el desempeño actual, los programas colombianos de sustitución voluntaria de cultivos y desarrollo rural requieren un mayor compromiso gubernamental para lograr reducciones en el cultivo de coca.»