Una bolsa plástica de agua y un plato desechable con unas sobras son el alimento de éste menesteroso sentado en un andén del centro comercial de ésta isla. El olvido pareciera ser inevitable y la cruz permanente.
Por. Alberto Guerra García.-
Son los pordioseros de la calle, esa indigencia que no tiene dolientes y que son invisibles a los ojos de todos los transeúntes, porque lo ruin y lo miserable pareciera que no existe. ¿Hasta cuándo se observarán estas imágenes en una isla que maneja tanto dinero pero que se escurre entre los dedos de muy pocos? Dios bendiga a todos los seres humanos.