El Espectador, Pablo Correa
La temperatura en el país ya aumentó 0,8 grados celsius y podría incrementarse otros 2,4 para el final del siglo. Los 20 departamentos con mayor riesgo albergan al 57 % de la población y representan el 69 % del PIB.
En los años setenta Colombia tenía una temperatura promedio de 21,4 grados celsius. Desde entonces hasta hoy, por cuenta del cambio climático, aumentó 0,8 grados. Si se mantiene la tendencia, para el final de siglo podría incrementarse 2,4 grados celsius extra. Así lo estableció la Tercera Comunicación Nacional de Cambio Climático que presentó el Ideam y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Puede ser que la cifra parezca inofensiva a simple vista, pero en algunas zonas del país significaría graves problemas hídricos, pérdidas de suelo por erosión y una larga lista de afectaciones a los ecosistemas.
En medio de este preocupante panorama, el director del PNUD, Pablo Ruiz, destacó una buena noticia: el 98 % de los colombianos reconocen que el cambio climático es un problema real. Un porcentaje que contrasta con las dos terceras partes de la población mundial que están al tanto del desajuste meteorológico que está experimentando el planeta. Sin embargo, aclaró, el 75 % de los colombianos afirman que reciben muy poca información al respecto.
La Comunicación de Cambio Climático constituye el principal mecanismo de información de los países para guiar sus decisiones de adaptación y mitigación frente al cambio climático. La primera comunicación que generó Colombia fue en 2001, y la segunda en 2010. De acuerdo con Ómar Franco, director del Ideam, este tercer informe representa un gran avance, pues por primera vez ofrece información sobre el cambio climático a nivel departamental con proyecciones municipales. “No existe en Latinoamérica un documento con este nivel de profundidad”, puntualizó Franco.
El origen del problema
Colombia lanza a la atmósfera cada año 258 millones de toneladas de C02. Una tonelada de CO2, como lo explicó de forma didáctica el director de Colciencias, César Ocampo, equivale aproximadamente al aire que cabe en una amplia casa de dos pisos. La principal fuente de estos gases de efecto invernadero en el país provienen de cambios en el uso del suelo (agropecuario y forestal), con un 62 %. En segundo y tercer lugar están el transporte y la industria manufacturera, con 11 % cada uno.
De acuerdo con el informe, quienes pagarán la peor parte del cambio climático serán los departamentos de San Andrés, Vaupés y Amazonas. En el caso de San Andrés, su vulnerabilidad radica en las altas temperaturas que podría experimentar la isla, sumadas al estrés hídrico y los problemas que generaría el incremento en el nivel del mar. En cuanto a las capitales departamentales, después de San Andrés figura Bogotá, Quibdó, Barranquilla y Cali.
“El cambio climático debe dejar de ser visto como una preocupación del sector ambiental”, recalcó Franco, y recordó que el país debe usar esta información para planear su desarrollo. Los 20 departamentos con mayor riesgo albergan al 57 % de la población y representan el 69 % del PIB. Por otra parte, el riesgo de perder 23.000 hectáreas de línea de costa en el Caribe y 26.000 en el Pacífico debería llevar al país a debatir si la solución son más espolones o se debe reubicar una parte de la infraestructura