A Arcadio lo mueve el arte y eso no es nuevo o producto de la acumulación de años de vida y obra. No. La sensibilidad de Arcadio González, nacido en la desaparecida Armero, lo lleva a pensar que la tarjeta de residencia Occre se la pueden entregar ‘por amor al arte’. ¿Y por qué no?, al fin y al cabo creó escultura que se convirtió en símbolo de San Andrés. Arcadio no cuenta con el metal de la ley, con el hielo de los requisitos que son iguales para todos y que hacen casi imposible que le entreguen el documento a ‘honoris causa’. La ley es metálica, la ley es fría, no reconoce espacios para las excepciones de ninguna clase, eso hace triste esta anécdota.
¿Qué ha pasado con su Occre?
Un tema que me tiene bastante preocupado es por qué yo, Arcadio González que tiene una propiedad aquí desde hace 25 años, autor de la barracuda, conocido por todo el pueblo isleño no se me haya permitido tener una Occre, no entiendo el por qué, si es que tengo algún calificativo de no ser artista, o un personaje que haya causado alguna molestia en la isla, no entiendo el por qué y espero, espero con toda fe, que me reconozcan la Occre. Creo que la merezco y si el gobierno no toma en cuenta esta petición o este favor que le hacen a Arcadio, que lo digan también.
¿Y qué piensa de la actualidad de su obra, la barracuda de ojos verdes y lágrimas azules?
Para mí ha sido una gran decepción artística, no entiendo porque en la isla el arte esta tan olvidado. Cómo es posible que no se pueda recuperar la barracuda, siendo que es positivo hacerlo, no entiendo por qué a partir de la gobernación y hasta el pueblo no están reclamando y dando el apoyo que debe tener la barracuda, cuando se ha vuelto, entiendo yo, un signo muy importante para la isla. Es tan significativa la barracuda que es como la bandera o como el himno. Por qué ni podemos tener la barracuda en su sitio o mejor ubicada, con mejor parque para el disfrute del turismo para los mismos isleños y todos los colombianos.
Tenía usted una cita con la gobernadora, Aury Guerrero Bowie, el martes 29 de octubre, para hablar sobre este tema, ¿qué pasó?
No entiendo porque me habían citado con la gobernadora. Yo asistí y la cita resultó ser negativa. Decepción para mí. Espero que en los diez días que voy a permanecer en la isla, si es posible, tener una reunión con la gobernadora y espero aclararle por qué no se ha puesto el interés necesario para que esa escultura, que es, entiendo ya y me he dado cuenta, que es una escultura que tiene un nivel isleño, nacional y mundial, no entiendo porque no hay interés de volverla a rehacer después del accidente que tuvo.
Espero que la gobernadora, con todo el respeto que se merece me dé la oportunidad de que la barracuda sea nuevamente inaugurada y firmada por mí, porque no tiene la firma de Arcadio.
¿Cuánto vale recuperar la barracuda?
Póngale un precio barato, entre 150 y 180 millones de pesos, porque tengo que traer todo el equipo desde Bogotá para restaurarla. Afortunadamente los fundidores, los soldadores, quienes fundieron las lágrimas, los ojos, los dientes, todavía viven y tengo su apoyo, porque ya les comenté que sería posible reinaugurar el parque de la barracuda. Si eso es posible, y espero que sea una realidad, tengo el apoyo de ese personal para que venga a trabajar aquí en la isla que es en donde se debe hacer. Es un periodo de trabajo de más o menos mes y medio a dos meses de trabajo.
Espero un sí, una respuesta positiva de la gobernación y si el comercio quiere integrarse a los costos que ya tengo entendido que hay mucho comercio y particulares e inclusive el presidente de la Federación de Cafeteros, habló conmigo por teléfono y me dijo que ellos tenían y querían colaborar con los costos que suponen la recuperación de La Barracuda.
Los recursos están, ¿qué falta?
No entiendo cómo sería esa operación de recaudo de dinero, tendría que existir un comité o una junta y que me avisen el sí o el no. En caso de que no sea posible colocar la barracuda en su parque, para su pueblo yo como escultor que fui de ella, su creador, la tomaría como parte particular y de mi propiedad. Sería parte de una colección que tendría en mi casa. La barracuda por el suelo y sin dientes, parece gritar reclamando su lugar.