Un mundial de sacrificios, humillaciones y nuevas figuras. Si se atiende que los encopetados equipos que siempre animan el mundial, como Brasil, Italia, Inglaterra, Alemania, Holanda y Uruguay estuvieron muy por debajo de las expectativas, se pueden decir, sin temor a equivocarse que el triunfo de Alemania fue justo porque, de los ‘grandes’, fue lo mejorcito.
Este mundial que acaba de terminar dejó una muy buena sensación con equipos como el de Colombia, superior a muchos de los europeos y casi la totalidad de los americanos, además de Costa Rica, que se encumbró a los primeros lugares en la fase de grupos en donde todo el mundo lo daba por los tres puntos fáciles para los equipos que le correspondió en su grupo y oh sorpresa a todos los eliminó.
A Colombia se le atravesó Brasil en el peor momento porque de no ser así mínimo hubiera sido tercero en el mundo. Pero peso la localía y el árbitro hizo lo más cómodo, ayudar al dueño de la casa, pero con todo lo ocurrido, Alemania es un buen campeón.
En 12 estadios recién construidos o remodelados en Brasil para recibir a 3.7 millones de visitantes en este mundial de fútbol, con cuantiosas inversiones en transporte, aeropuertos y hotelería, ahora viene el guayabo de la fiesta. Para Brasil la inversión de cerca de 8 mil millones de reales (3.6 millones de dólares) solo en los estadios a los que debe adicionarse importantes inversiones realizadas en transporte, aeropuertos, y hotelería.
El retorno económico se estima con base en que el visitante promedio gastó US$2.500. Pero no es todo porque el retorno económico de las inversiones, deben analizarse en una perspectiva de mediano o largo plazo, ya que la infraestructura quedará para el uso de los residentes de las 12 ciudades. Eso será lo que quede junto con el recuerdo amargo de las goleadas y la necesidad de reconstruir un esquema futbolístico que está en ruinas, en cenizas, pero que de allí tienen los brasileños que volver a volar como el ave Fénix. Por Antonio Colmenares Martínez