La Copa obtenida por Alemania en el Maracaná se sintió también en la isla. Al igual que en las calles alemanas, en las playas de Copacabana y en el Estadio Maracaná de Rio de Janeiro, hinchas alemanes también celebraron en la Vía Peatonal de Sprat Bight la obtención de su cuarta Copa del Mundo. Todo fue fiesta y cordialidad, los hinchas alemanes y argentinos celebraron por igual luego del partido en mera demostración de compañerismo y convivencia sana deportiva.
Por: Daniel Newball H.
Desde la mañana, un grupo de turistas alemanes estuvieron buscando un lugar para tomarse unas cervezas, compartir con amigos y gozar el buen partido de fútbol de la final de la Copa del Mundo FIFA Brasil 2014, un encuentro donde se disputaban la gloria máxima las selecciones de Alemania y Argentina.
Este grupo de hinchas alemanes era inconfundible con su tez blanca, ojos verdes, cabello rubio y espigada estatura que apenas contrastaba con la camiseta blanca de franja roja y negra, uniforme distintivo de la “Mannshaft”, la Selección Alemana de Fútbol.
Llevaban apenas dos días en la isla disfrutando de un fin de semana merecido en medio de un intercambio investigativo que vienen realizando en Bogotá, y del cual decidieron tomarse un descanso en San Andrés.
Lograron hacerlo en un bar de la isla junto a un grupo de colombianos compañeros que los acompañaba al igual que junto con hinchas argentinos, los cuales también apoyaron a su selección y donde ambos seguidores se trataron con respeto y tolerancia, cada quién apoyando a su equipo.
Transcurrieron los noventa minutos, las emociones iban y venían. Luego con la prorroga se pensó que ya todo estaba liquidado y que todo se definiría con tiros desde el punto penal cuando a los 112 minutos el volante André Schürrle corrió a toda velocidad por la banda izquierda, ganó el espacio y libre como el viento le pasó la pelota con la precisión de un cirujano al delantero recién ingresado al encuentro Mario Götze, reemplazante del goleador histórico de los mundiales Miroslav Close, quien la paró de pecho, dejó que se cayera dócil junto a su pie izquierdo y la mandó con potencia, venciendo al portero argentino Carlos Romero, al fondo de la red.
Todo fue emoción y júbilo en las calles alemanas, en las playas de Copacabana y en el Estado Maracaná y, en menor escala, pero no menos ruidoso, en la Vía Peatonal de Sprat Bight, donde los seguidores del equipo vencedor gozaron con cerveza, whiskey, cánticos y mucho jolgorio.
Unos apenas eran niños cuando ganaron la última vez en Italia ’90 y otros no habían nacido cuando eso ocurrió y, apenas el domingo, pudieron saber lo que es ganar una Copa del Mundo, una escena de victoria nacional que seguramente quedará grabada en sus mentes por muchos años, ahora cuando la “Mannshaft” también es, junto a Italia, tetracampeón del Mundo.