Hay cargos que están hechos a la medida de algunas personas y por ende resultan más que funcionales. Por ejemplo, la Presidencia de la República, más allá de las discusiones sobre si chuzó o no a la oposición o los “falsos positivos” es un cargo que encaja perfectamente en alguien como el ex presidente de la República Álvaro Uribe Vélez.
Igual ocurría con la Intendencia Especial de San Andrés y Providencia que terminó siendo un cargo a la medida de Simón González Restrepo y de ahí los excelentes resultados gubernamentales que sus gobiernos aportaron a la comunidad de estas islas.
Pues la dirección de la Corporación Autónoma Regional Coralina es un cargo que está hecho a la medida de su ex directora June Marie Mow Robinson, cuyo prolífico paso por esa entidad permitió los logros y avances más significativos en materia ambiental para las islas, y ningún otro director que ha venido después, ha llegado siquiera a los “tobillos” de la otrora “Dama de Hierro del Medio Ambiente”.
Habiendo sido su primera y segunda directora de esa entidad, logró ambiciosos logros medio ambientales como la declaratoria del archipiélago como Reserva mundial de Biosfera. O también logró frenar en seco practicas depredadoras del medio ambiente como la inyección de aguas sanitarias directamente a los acuíferos o a los manglares por parte de dos grandes cadenas hoteleras que fueron sancionadas con el cierre por casi cuatro meses, sin temblarle la mano y sin acceder a presiones que incluso venían desde la propia Presidencia de la República.
Ni que decir de la férrea oposición a los improvisados proyectos del gobierno departamental de instalar plantas de tratamiento de aguas servidas y construir lagunas de oxidación, que lejos de dar solución a los problemas de vertimiento de aguas sanitarias al mar, lo que hacía era agravar el problema en tierra firme.
Pero luego de la salida de la señora Mow Robinson de la dirección de Coralina, han venido tres administraciones que han pasado sin pena ni gloria, siendo la actual una administración con más pena que gloria, porque hoy día se ha constituido en un observador que desde la barrera observa el triste espectáculo de cómo se deteriora de manera acelerada el medio ambiente insular.
Nadie puede entender como Coralina tiene estancada hace cerca de cuatro años la solución al problema de erosión acelerada de las playas de San Andrés sin que esta ofrezca salida alguna y más bien contribuya al “engorde” de los intereses bancarios de una partida de 20 mil millones de pesos que el Gobierno Nacional destinó para la recuperación y mantenimiento de playas.
Coralina cree que sembrando maticas de manglares e o instalando puentes, vitrales o cercas de madera, -que con la intemperie (agua y sol) se acaban rápidamente- va a resolver el grave problema de desaparición de playas.
La inercia de Coralina a este respecto ha permitido que las playas que existían entre el espolón de el hotel Tiuna y el hotel Portobelo, hayan desaparecido por completo, y con ello la vegetación de la misma como cocoteros, y todas las actividades económicas que ejercían carperos y vendedores estacionarios en ese lugar. Ni que decir de algunas playas de San Luis como las de Kella y Decamerón.
La lentitud, inercia y paquidermia de Coralina deberán ser los indicadores a tener en cuenta por parte de entidades de control como Contraloría, a la hora de establecer las responsabilidades por la desaparición de las playas de San Andrés y medir el impacto del daño ambiental. Esto de las playas sin mencionar los bochornosos espectáculos de la matanza de cocodrilos y tiburones con la participación de funcionarios de Coralina o en hábitats bajo control exclusivo de esa entidad, como el caso del parque regional Johnie Cay, resulta deplorable.
Lo cierto es que toda esta inexistencia de Coralina es producto de la poca capacidad de liderazgo de quien hoy dirige la entidad. En Coralina gobiernan los “Rasputines” que están detrás del director. Lo que se dice en los pasillos de la entidad es que dos profesionales que se conocen el manejo de los temas del Medio Ambiente, son los que en últimas mandan en Coralina.
Erick Castro y Nacor Bolaños, son según muchos en Coralina, quienes mandan en esa entidad, y no en vano, hoy por hoy Coralina está más pendiente de los asuntos submarinos que de los asuntos en tierra firme, en playas y en costas. Por cuenta de éstos, Coralina se ha concentrado más en una serie de proyectos submarinos, cuya efectividad o incluso eficaz ejecución resultan de difícil comprobación, por ser dineros que se invierten en el mundo submarino que un veedor o cualquier ciudadano no podría comprobar, y que parecieran ser intangibles.
Por ejemplo, a instancias del funcionario Nacor Bolaños, Coralina ha intervenido en un sinnúmero de proyectos relacionados con el supuesto monitoreo del Pez León, donde contratistas amigos, o socios de éste, han intervenido, sin que hasta ahora Coralina haya querido entregar resultados de tales proyectos, pese a peticiones formuladas en este sentido.
La nueva Coralina, la de los Rasputines, los dineros que invertidos en proyectos submarinos se han diluido como el agua misma del mar, la de su sede inconclusa que aún no termina de ser demolida, la de los funcionarios de cocteles y halagos por parte de empresas hoteleras que procuran permisos ambientales para ejecutar proyectos que atentan contra el medio ambiente, la de la ruinas de nuestras playas, no puede reelegir una administración que llegó por sustracción de materia cuando las dos más fuertes candidatas fueron descalificadas por inhabilidades, y se debió elegir al tercero en el orden.