El comerciante isleño niega esta versión y dice que hay interés de las dos mujeres para quedarse viviendo en San Andrés
Por Omar Prieto Puello
Tres personas, todas adultas y provenientes del municipio de Tumaco en el departamento de Nariño, denunciaron ante la Defensoría del Pueblo y en la oficina de trabajo del Ministerio de la Protección Social que fueron traídas de manera ilegal para trabajar en San Andrés, más exactamente en una casa de familia y que después terminaron trabajando en un restaurante que funciona en Hans Cay, haciendo labores que no se habían pactado en un horario extendido y que después les tocaba continuar con los oficios en la residencia de la persona que los trajo, que no tenían el más mínimo descanso y que les tocaba de comer de las sobras que dejaban los clientes del restaurante.
Un hombre, que se fue de la isla por no aguantar los gritos e insultos constantes a los que era sometido y las dos mujeres fueron las personas que llegaron a esta capital insular y que según estas fueron engañadas por los señores, Eleonora Rubio López y Bernardo James, propietarios del restaurante Vivis Place que funciona en Hans Cay, que los contactaron, los trajeron y obligaban a intensos horarios de labores y con un sueldo de trescientos mil pesos mensuales, sin derecho a salud, pensión y a otros beneficios que le otorga la ley a un trabajador colombiano.
Por su parte Bernardo James o “Vivis” dijo a El Extra que estas personas las trajo solo para ayudarlas, porque ellas mismas le comentaron la difícil situación en la que vivían en la ciudad de Cali, que les pagaba lo acordado, que él asumió y respondió económicamente cada vez que estas necesitaban atención médica. Asegura que les ha pagado hasta el último peso para que estas personas salgan de la isla pero dice que estas tienen un interés para quedarse a vivir en el departamento de manera ilegal.
“Me amenazaron con tirarme al mar”: María Caicedo.
Vino desde Tumaco: “A mí me contactaron en Cali por parte de la señora Eleonora Rubio, que me dijo que veníamos a trabajar como empleadas en su casa por trescientos mil pesos mensuales, pero ya aquí me dicen que yo tengo que ir a trabajar al cayo en el Restaurante de Vivis Place.
Ahí este señor nos daba un muy maltrato, algo horrible, la alimentación muy mala, él no nos daba de comer nos tocaba comer lo que dejaban en los platos los turistas, la jornada la empezaba yo en el muelle desde las siete y cuarenta y cinco de la mañana, montar y bajar el hielo, el cilindro de gas y los bultos pesados, yo soy una mujer y hacía trabajos de hombre, en noviembre pasado me desmayé dos veces porque tenía dos días sin comer nada, el pasado miércoles el señor estaba furioso y nos dijo que nos fuéramos de su negocio porque no servíamos para nada y que en su lancha no se iban a regresar y que a su casa no volviéramos, nos tocó quedarnos dos días en la calle hasta que la señora Araceli nos recogió y nos trajo para su casa”, dijo a esta redacción María Caicedo que no pudo terminar porque el llanto no se lo permitió y hasta dijo haber sido víctima de amenazas de muerte por parte de la señora Eleonora Rubio quien por vía telefónica la contacto y le dijo de tener a personas que se encargaran de montarlas en una lancha y tirarlas en altamar a su suerte.
“Nos tocaba comer sobrados”: Luz Angélica Cuero
La trajeron de Cali: “Yo soy cuñada de María y yo necesito trabajar porque quiero montar un restaurante en Cali, la llamé a ella y le pregunté que si había trabajo aquí, ella me contacto con la señora Eleonora Rubio y me mandaron para acá el treinta de diciembre, al día siguiente comencé a trabajar a la hora del almuerzo le pregunto yo a ella que qué íbamos a comer y ella me dijo que nos tocaba comer las sobras que dejaban los turistas en los platos. (Llanto) Nosotros no estamos acostumbrados a comer las sobras de otras personas, en Cali nosotros aunque sea arroz con huevo comíamos pero era cocinado por nosotros, me empecé a preocupar porque ese señor “Vivis” nos insultaba de una forma insoportable y el pasado domingo el trajo una carne molida para que le hiciera unas albóndigas y no le gustó como me quedaron y me empezó a tratar de negra bruta, que me fuera de su negocio, que en su lancha no me monte y a su casa no regrese, nos quedamos en la calle hasta que esta señora nos recogió y nos está ayudando a solucionar lo de nuestro regreso a Cali” dijo Luz Angélica Cuero otra de las denunciantes.
“Ellas se quieren quedar a vivir en la isla”: Bernardo “Vivis” James
“En una de tantas veces que he estado en Cali visité una congregación religiosa, porque yo soy muy amigo del pastor Fabio y su esposa Viviana igual esa iglesia tiene sede aquí en San Andrés, en Cali compartí mucho con ellos, en una ocasión me hablaron de las obras benéficas que ellos hacen con la gente de la iglesia en Cali y me propuso para que yo ayudara a una señora que estaba en un mal estado. Le expliqué las normas existentes con la OCCRE y que yo como nativo raizal no aceptaba la llegada de más personas a las islas, ella trabaja por día en la casa del pastor. Es muy pobre, me convencieron que la trajera en calidad de turista y que en ese tiempo me ayudaría en el restaurante, porque en verdad la mano de obra aquí en la es escasa o la gente no quiere trabajar. Se vino, la instalé en mi posada nativa, que en comparación donde ella vivía en Cali estaba aquí mejor, le dije usted viene pero no a trabajar porque eso aquí está prohibido para los que no tienen la tarjeta de la OCCRE, mientras me definen una petición que yo hice para traer personal a trabajar en mi restaurante ante la necesidad de mano de obra, pero eso es difícil porque hasta las bolsas de empleo me dijeron que había que agotar la mano de obra local para poder traer gente de afuera, con toda esa situación la recomendación del pastor y su esposas, observando la mala situación económica de esta mujer, accedí a que me ayudara en el restaurante pero por el tiempo que estaba estipulado dentro del permiso de la OCCRE .
Se les venció el plazo un día cualquiera, se salieron de mi casa y empezaron a desprestigiarme que yo las explotaba laboralmente, si yo les pagué hasta el último peso tengo los recibos de cada uno de esos pagos, el querer de esas dos mujeres es el de quedarse en San Andrés de manera ilegal y como
que escucharon la existencia de un proyecto existente para los desplazados esperan salir beneficiadas y quedarse residiendo aquí”, dijo Bernardo “Vivis” James, sindicado del abuso, maltrato de personas y explotación laboral.
Sobre la alimentación de estas dos mujeres y sobre una carta que ellas tienen donde firman varias personas que también trabajan en Hans cay y que dan fiel testimonio de lo que expresan las señoras James dijo: “Gracias a Dios siempre me abunda la comida en mi restaurante, personas que han trabajado conmigo son testigos que allá se come bien y que nosotros hacemos nuestra comida aparte a la de los trabajadores y sobre esa carta la verdad es que uno no es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo y las personas que firman esa carta no son más que los que trabajan en el restaurante del lado mío, son la competencia y siempre van a tratar de que a uno le vaya mal, pero yo espero se solucione esta situación lo más pronto posible y si voy a ser castigado ya sea por la ley de los hombres porque sé que por la ley de Dios no actué mal”, dijo.