En las calles de la isla siguen registrándose personas que duermen en la calle. En la avenida 20 de Julio, justo frente a la fachada de Acaribe Libros, se postra una persona desamparada a plena luz del día mientras que las personas pasan indiferentes ante él. Justo cuando se pensó que el parque Manawar estaba despejada de personas de la calle, aparece esta persona que aprovecha uno de los bancos para poder pasar la noche. La esquina de la avenida 20 de julio con Américas, justo frente al semáforo del lugar, ya se encuentra una persona desamparada que, pese a que pasan los vehículos y hay personas en un sitio nocturno, no tiene problema en “marcar territorio” ahí.
Por: Daniel Newball H.
Los anuncios del acogimiento a las personas en calidad de desamparo, las mismas que viven y duermen en las calles a la intemperie esperando que alguien las recoja pasando hambre y frío, parecen que quedaron en el aire luego de que este semanario pudiera registrar nuevamente en calles y avenidas de la isla a personas durmiendo en varias calles del territorio insular.
Algunos lo hacen a plena luz del día, otros en la noche cuando ya nadie esté pasando por la calle y a otros no les importa para nada si están transitando personas o no, simplemente se acuestan sobre el suelo caliente o frío y “marcan territorio” en el lugar que escogen para dormir.
Hay zonas que antes eran habitadas por personas desamparadas como los alrededores de la vía peatonal de Sprat Bight, los alrededores del parque Manawar y la avenida 20 de Julio, pero todo parece indicar que los lugares ahora han ido variando debido a los controles.
La Gobernadora del Departamento Archipiélago, Aury Guerrero Bowie, informó en su momento que las personas detectadas en estado de desamparo serían personas que “no son residentes de la isla y que llegan en plan de quedarse en la isla a como dé lugar”, ya estamos viendo personas que son parte de nuestra cotidianidad tomándose las calles y andenes para dormir a cualquier hora del día.
Al respecto de esta situación, existe una experiencia en Bogotá, la de los Centros de Atención Transitoria (CAT), repartidos por varias zonas de la ciudad y que se crearon para atender y albergar por tres meses a la población indigente que llegue a pedir ayuda. Allí, el habitante de la calle recibe alimentación, servicio de sicología y ciertos talleres de resocialización, para ayudarle a salir del mundo de las drogas y enseñarle a ver la vida de manera distinta, un poco más positiva.
Los habitantes de la calle sufren la amenaza constante de agresión física, desaparición y asesinato de manos de los que se llaman a sí mismos grupos de «limpieza social», que en Bogotá se conocieron como «mano negra», dedicados a eliminar a los indigentes. De hecho, hoy los paramilitares (grupo armado al margen de la ley que actúa en algunas regiones de Colombia) tienen entre sus actividades el exterminio, tortura y desaparición de los habitantes de la calle.
En cada CAT se encuentran cerca de 70 habitantes de la calle, en su mayoría mujeres (30%), niños y ancianos que no cuentan con ningún tipo de seguridad social en salud, situación que debe resaltarse a la hora de formular políticas públicas. Con el cierre del San Juan de Dios, una de las CAT más eficientes de la capital, se fue la posibilidad de brindarle atención en salud al habitante de la calle, negándole el derecho a la vida y a la salud.
Todo parece indicar que se deberá recurrir a este sistema, pese a que es una experiencia nueva para los habitantes de la isla, pero real la cual no puede obviarse con anuncios que al final quedan sobre el tintero sin ejecución mientras que la comunidad observa indignada la cantidad de personas que permanecen desamparadas y en condiciones deplorables en las calles de San Andrés.