Por Eduardo Verano De La Rosa
Umbral significa, en sus distintas acepciones, apertura hacia algo, hueco hacia algo y valor a partir del cual cambian determinadas condiciones que permiten ingresar o tener derecho a algo. El umbral, por lo tanto, es una especie de ventana por donde se abre paso a la luz. Así lo expresa Platón en la alegoría de la Caverna en el libro VII de La República. En consecuencia, un umbral en la política debe ser una ventana que permita la luz política hacia todos y para todos. El umbral debe garantizar la participación política.
Por otra parte, la participación política, activa y pasiva, es decir, la de elegir y ser elegido, es un derecho constitucional fundamental consagrado en nuestro texto constitucional y en los tratados internacionales de derechos humanos suscritos y ratificados por Colombia y, por tanto, son parte integrante de nuestro bloque de constitucionalidad.
Por ello, preocupa que el Parlamento colombiano mediante el Acto Legislativo No. 01/09 abuse de la confianza ciudadana al determinar, constitucionalmente, esta forma de reparto en los cargos de representación parlamentaria. El nombre de umbral, en este caso, ha creado una barrera que imposibilita a las minorías el derecho constitucional fundamental a la participación política. Gravísimo el hecho de que el umbral electoral ponga la barrera de exigir el tres por ciento porque limita y hace ilusorio el derecho de participación política a partidos y movimientos políticos minoritarios y los de oposición.
Este acto legislativo ha impuesto por ministerio constitucional la tiranía de la mayoría y ha confundido la democracia con la voluntad de la mayoría. Se liquida la representación de las minorías. La democracia es algo más rico que la tiranía de muchos: Un demócrata fundador de la democracia, el presidente James Madinson, en El Federalista No. 51, advertía sobre el peligro de la tiranía de la mayoría, cuando tal mayoría imponía reglas discriminatorias injustificadas en contra de otra parte de la ciudadanía. John Stuart Mill en su obra Sobre la libertad también lo previó en forma sabia.
Uno de los más grandes apóstoles de la democracia, Jefferson, dijo: “(…) La tiranía de los legisladores es actualmente, y esto durante muchos años todavía, el peligro más temible”. Los derechos fundamentales son límites al poder público, incluso, límites al poder legislativo en su función constituyente. La justicia debe proteger este derecho a la representación política de todos, en especial, el de las minorías. El umbral como barrera infranqueable imposibilita el ejercicio de la política a las minorías como también a las mayorías de las regiones periféricas, lo que agrava y fortalece el modelo de Estado centralista y el presidencialismo monárquico actual, asimismo, el sistema de partidos centralistas mayoritarios que ahogan, con este sistema electoral, la democracia.
En un modelo de Estado Federal como el norteamericano y el alemán o el autonómico como el español, con sendos parlamentos regionales, la existencia de Estados Federales y Regiones Autonómicas es un serio contrapeso a las mayorías. Igualmente, un gran poder de la ciudadanía a través de las comunas sirve de freno a las arbitrariedades de la mayoría. Ante esta situación antidemocrática, invito a las minorías nacionales y a las mayorías de las regiones periféricas a que me acompañen con su respaldo político y sus firmas en mi postulación a la Presidencia de la República para transformar el Estado centralista que hoy nos agobia y nos consume en un Estado de Autonomías Regionales que corrija esta tiranía de las mayorías nacionales centralistas.