La intervención del presidente Juan Manuel Santos sobre cómo Colombia se defenderá ante las “ambiciones expansionistas de Nicaragua” tiene varias lecturas: el interés del gobierno en dilatar el caso y su intención de negociar con Nicaragua a través de sus fichas más acertadas –la Reserva Seaflower y la alianza con otros países-, y el afán del presidente por favorecer su imagen.
En diálogo con El Tiempo.Com, el presidente de la Academia Colombiana de Derecho Internacional, Carlos Arévalo, consideró que el discurso del jefe de Estado “busca un impacto en la opinión pública con su tono político, pero en el fondo no tiene ningún contenido jurídico”. En su criterio, “a nivel jurídico, el presidente habría dicho que desacataría el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), y habría anunciado que la Armada colombiana se ubicaría en el Meridiano 82, lo que sería un escenario nefasto”.
Otros expertos aseguran que la intervención del mandatario busca dilatar el caso. Así lo analizó el politólogo Ricardo García. “El país busca aplazar la aplicabilidad de un fallo que no se puede desconocer ni desacatar. Que se ponga en práctica el tratado del que habla Santos exige acuerdos que durarían varios años. Sin duda, el gobierno busca sacar -a través de una negociación-, concesiones a Nicaragua para que la pérdida no sea tan grande. No sé si esa postura resulte efectiva”. “Con el discurso de Santos, Colombia dice: ‘No me rebeló contra el fallo porque quedaría mal, pero lo hago inaplicable, que es una forma decente y disimulada para desacatarlo’”, agregó. No obstante, el analista advirtió sobre la “situación incómoda en la que se encuentra Santos al tener que tomar una decisión que hiere la sensibilidad de todo un país”.
“El presidente está sufriendo una caída bárbara en las encuestas y no le conviene desde el punto de vista político salir a decir que acatará el fallo. Su estrategia es mostrarse positivo ante la defensa de los intereses nacionales. Quiere conseguir un margen para pelear la reivindicación del país ante un fallo adverso que tiene debilidades como la afectación a terceros países”, añadió García. “El planteamiento que hizo Santos este lunes debió realizarlo hace trece años el expresidente Andrés Pastrana”, así lo consideró el internacionalista Carlos Salgar, profesor de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado.
“Tenemos que sentarnos a negociar con Nicaragua ese tratado de límites, pero sobre la base de la sentencia. Lo que no quiso hacer Pastrana”, reiteró el analista, quien aclaró que más allá de hablar de un “discurso nacionalista”, el tema siempre ha tenido ese tinte.
“Quienes hicieron el tema nacionalista fueron los que llamaron a desacatar el fallo. El país entero ha asumido el tema como un problema nacionalista y no como un caso jurídico e internacional. Aquí, a nadie le interesa conocer las normas internacionales, es la línea que han mantenido Santos y Uribe”. “Cualquier decisión después del fallo tiene que tomarse en una negociación con la otra parte. El tratado bilateral es el camino”, opinó, por su parte, Bernardo Vela, profesor de la Facultad de Relaciones Internacional de la Universidad Externado. Vela consideró que el discurso de Santos “no pretende ir en contra del derecho internacional, ya que el país necesita adecuar el orden jurídico interno para poder cumplir el fallo”.