La directora de la Cárcel Nueva Esperanza, Nancy Esther Lanuza, hizo un nuevo llamado a los internos, para que mantengan el buen comportamiento dentro del reclusorio y a sus madres, esposas, hijos, para que les hagan caer en cuenta que si son trasladados, van a estar muy mal, porque pierden el privilegio de estar cerca de sus familias y porque esta cárcel de San Andrés es ‘un resort’, comparado con las cárceles del alta seguridad a donde serán llevados.
Parece que las rencillas nacen en las diferencias y venganzas que vienen de la calle a través de los nuevos reclusos que siempre tienen, en los cuatro patios, quien los espere para ‘ajustar cuentas’.
Por esas peleas internas ya se han ordenado seis traslados este año, de los cuales dos son recientes y cuatro de solicitudes presentadas en el 2013.
A pesar de los traslados el inconveniente continúa porque los movimientos fueron clasificados en Bogotá por los perfiles de los internos, mientras que los ‘problemáticos’ continúan en la Nueva Esperanza.
La semana anterior un interno que precisamente por sus roces constantes había sido aislado, decidió prender fuego a dos colchonetas lo cual causó conmoción entre la comunidad carcelaria, por fortuna sin consecuencias para nadie.
El Sena ofrece nueve programas de capacitación y durante las tardes los reclusos tienen la posibilidad de estudio con el fin de que puedan redimir tiempo de sus penas.
De otra parte la dirección ha venido trabajando en 31 casos de domiciliarias y libertad condicional para acogerse lo más pronto posible a las posibilidades que brinda la Ley 1705, pero los reclusos no da muestra de entender que hay una administración e San Andrés que ha humanizado el trato, lo ha personalizado, al punto que acomoda a los internos de acuerdo con las condiciones de seguridad de cada uno, lo cual es una muestra fehaciente de la buena intención que existe para beneficiar a la población interna.
No obstante estos esfuerzos de la directora por mantener un clima de paz, convivencia y entendimiento, que de todas maneras ubican a la Nueva Esperanza como el quinto mejor establecimiento carcelario del país, no dejan de presentarse problemas que han obligado a buscar los traslados para garantizar la tranquilidad.