El escabroso episodio del rapto, secuestro, tortura, violación y asesinato de una niña de nombre Yuliana en las ciudad de Bogotá por parte de un miembro de la alta sociedad bogotana, ha despertado como era entendible, la indignación nacional y mundial, y ha generado no solo olas de protesta, plantones, sino incluso ataques contra el presunto agresor, propiciando que hoy día la población clame por penas de cadena perpetua, castración química e incluso la pena de muerte para este tipo de depravados sexuales.
El presunto victimario de Yuliana Samboni de siete años de edad es un destacado arquitecto bogotano de nombre Rafael Uribe Noguera, al que incluso se le asocia con vínculos sociales o de amistad con la Junta Directiva del diario El Tiempo, el bufete de abogados Brigard Urrutia y el hijo del fiscal general de la Nación, quien no sobra decirlo ha ejecutado una actuación diligente no solo para enjuiciar al presunto asesino, sino incluso a hermanos de éste, por haber alterado la escena del crimen.
Este episodio es sintomático de una sociedad masculina enferma que viola y mata a niños y niñas, que maltrata, golpea, abusa y asesina a sus mujeres, por lo que incluso ha merecido que se adecuen nuevas tipicidades en los Códigos Penales para condenar a los causantes de estas aberrantes practicas violentas contra las mujeres y niños. En esta gama de vejaciones contra las mujeres y niños se han presentado casos de quemaduras de rostros con ácido contra mujeres, empalamiento (introducción de objetos como palos o varillas en el recto) de mujeres, etc., por lo que se ha requerido que se aprueben delitos como el feminicidio o los ataques con ácido, con penas mucho más drásticas que las consagradas para lesiones personales u homicidios en el C.P.
San Andrés no es ni ha sido la excepción, se han presentado en los últimos años casos de feminicidios donde ex maridos celosos han asesinado a sus ex mujeres luego de hacer su vida un tormento y sometiéndolas a una prohibición de conseguir nuevas parejas, o violaciones de niñas. Nada más el pasado 3º de noviembre una niña de 12 años habría sido abusada luego de estar desaparecida por 24 horas y sometida a la indefensión bajo efectos alucinantes, y el asalto sexual a dos jóvenes investigadoras, que aunque no fueron accedidas carnalmente, si fueron vejadas y una de éstas entró en shock.
Pero volviendo al caso de Bogotá, Que un profesional exitoso, adinerado, perteneciente a una elite distinguida, educado en los mejores colegios y universidades de la capital, no encaja en el perfil de lo que es un criminal, según las teorías criminológicas promovidas por el médico criminólogo italiano Cesare Lombroso, enseñadas en las clases de Derecho, según las cuales las causas de la criminalidad están relacionadas con la forma, causas físicas y biológicas, cuya concepción del delito es el resultado de tendencias innatas, de orden genético, observables en ciertos rasgos físicos o fisonómicos de los delincuentes habituales (asimetrías craneales, determinadas formas de mandíbula, orejas, arcos superciliares, fealdad, etc.) o factores criminógenos como el grado de civilización, instrucción o la posición económica.
Por lo mismo, porque personas de este nivel, formación o incluso fisonomía, pueden mimetizarse fácilmente entre la sociedad como gentes de bien (lobos con piel de ovejas), se hace necesario que padres y adultos responsables de los menores, intensifiquen la protección y el cuidado de menores, e incluso mujeres adultas, deben extremar los cuidados para evitar que estos lobos vestidos de oveja, muestren su verdadera piel, causando nuevas desgracias a personas de frágil condición física o humana como infantes o féminas.