Patrimonio arquitectónico y miseria. Una cosa no está separada de la otra. ¿Esto es lo que le estamos mostrando al turista? Así las cosas y las casas, la isla no aguanta un recorrido… La casa también representa la vida. ¿Cómo está la vida del habitante de las islas?
¿Qué pasa?, ¿Abandono ó crisis económica?, ¿Se agotó el discurso o el billete?, ¿dónde quedaron las campañas de recuperación?, ¿ dónde queda el atractivo turístico?. Se pierde una parte esencial del paisaje isleño. Lo que se está mostrando es deprimente.
Un recorrido únicamente por una pequeña sección de San Luis, nos deja boquiabiertos. El deterioro cunde al por mayor. Y, uno se pregunta ¿Esto es lo que le estamos mostrando al turista? Así las cosas y las casas, la isla no aguanta un recorrido, hacerlo, nos deja una sensación agridulce. La nostalgia vuelve porque hemos tenido momentos mejores. Con todo el interés puesto hoy sobre las islas, bien merecería otra mejor suerte. Basta meterse por cualquier parte para sostener que es mucho lo que falta por hacer. No se trata de desocupar la isla, pero si de mejorar, en mucho la calidad de vida de muchos sectores de población. Por ejemplo, es indispensable hacerles un recorrido a los funcionarios del Estado por toda la isla marginada que en nada ó para nada se parece a la isla de San Andrés turística. Y, olvidarnos de esa gran realidad lo que hace es empeorar más la situación en todos los frentes sociales y de manera transversal. No conocen las islas y sus dificultades. Al ver los balnearios y los bellos lugares con los que nos ha premiado la naturaleza, creen de inmediato que vivimos en el paraíso y se olvidan de la otra cara, la del infierno de la miseria. Patrimonio arquitectónico y miseria. Una cosa no está separada de la otra. Por el contrario, llevar bienestar a una persona mejora toda su antropósfera. Y ese es un efecto multiplicador, dinámico, que influye positivamente en todo.
Primer edificio administrativo de la isla también en ruinas
Una de las primeras edificaciones administrativas de las islas, propia de una arquitectura clásica de las primeras décadas del siglo pasado, donde funcionó el antiguo Hospital Santander en el barrio Sarie Bay, también se encuentra reducida a escombros, produciendo un deplorable espectáculo para la comunidad insular y para los miles de turistas que llegan a la San Andrés y deben hacer el obligado tour de la isla, por cuya carretera deben pasar y ver semejante espectáculo a la ruina arquitectónica de la ciudad.
Y aunque el Gobierno y algunos sectores en la Asamblea Departamental son partidarios de invertir para su reconstrucción y convertir la vieja edificación en un museo isleño, entes de control como la Procuraduría Ambiental opinan que lo mejor es proceder a su demolición por constituirse en una vieja edificación sin valor arquitectónico alguno por el avanzado deterioro de la estructura y por constituirse en una contaminación paisajística y ambiental para la zona.
En la actualidad no se sabe si definitivamente el Gobierno le apostará a su recuperación y restauración, o será demolido; entre tanto la demora muestra que la isla se está envejeciendo poco a poco y cayendo en un avanzado estado ruinosos de sus más emblemáticas joyas arquitectónicas.