
LA ISLA Y EL COVID19
Sin bien es cierto, el Covid19 a la fecha nos ha enseñado incondicionalmente a convivir con él a todos los niveles sociales, nos ha hecho saber entender y afrontar el problema sin más alarmas y con responsabilidad a fin de salir bien librado en forma individual o colectiva; crisis sanitaria que aborto el control sanitario mundial tomando ventajas relevantes por su letalidad, la ciencia médica en su probo conocimiento solo puede recomendar ciertas acciones de control general a fin de minimizar el contagio, virus que deambula como la ignorancia y el atraso no a falta de oportunidad
para atacarlo, solo la desobediencia se aparta del autocontrol como virtud del ser humano, más aun cuando la autoridad pregona el temor y la falta de sensatez pausada de quienes aplican controles en aras de evitar el caos y mayores cambios relacionados con la vida social y nuevas relaciones productivas en la obtención de ingreso en general.
San Andrés Islas no ha sido la excepción al respecto, a pesar de estar aislada del continente y
restringido el tránsito poblacional a la isla, delimitante que ha permitido ejercer un mejor controlen el manejo y evolución del covid19 en la Isla, no se puede desconocer la voluntad administrativa
del gobierno departamental en la toma de medidas de control recogidas y ajustadas en cierta medida de la experiencia de terceros para mitigar el avance de la pandemia.
Ahora bien, tales medidas tuvieron su tiempo de madurez programada, sin los resultados esperados a falta de disciplina y continuar con dichas medidas, es lastimar la dinámica del sector productivo de bienes y servicios local, es lamentable la irresponsabilidad de cierta parte de la comunidad al generar mayores contagios conforme a la dinámica del comportamiento social previsibles.
Ahora bien, el avance de la pandemia en la isla debe tener un tratamiento diferente y practico incentivando mayor compromiso y responsabilidad social de sus habitantes. De tal manera, hay ciertas
responsabilidades que debe subrogar la comunidad a falta de compromiso, no por la carencia de suficiente ilustración y pedagogía de parte del gobierno nacional y local para buscar una mejor
convivencia social ante la crisis como lo han hecho otras ciudades con mayor densidad poblacional y a sabiendas que ninguna autoridad sanitaria sabe cuánto va a durar esta crisis de salubridad.
Es muy fácil repetir protocolos fastidiosos impuestos a la comunidad, enmarcados en la pirámide de mando central y replicados en lo local para atacar el mal a punta de decretos alimentando el miedo y cierto pánico a la comunidad en procedimientos que rompen con la credibilidad de las medidas poco razonables y ortodoxos a las costumbres y libertades colectivas en la Isla, sin mediar las necesidades esenciales de la comunidad como es el hambre; puedo estar errado, pero el sentir de la comunidad hastiada con este tipo de restricciones a la libre movilidad, los excesos tomados por el comité de seguridad, valga la pena decir por sus resultados, insulsos y poco productivos cuando se ha demostrado que el contagio avanza sin cuartel en la medida que laceran la libertad, movilidad, creo no tener una visión contraria al pensar de la comunidad, lo único que busca la
sociedad Isleña en general es lograr sobrevivir sin mendigar, humillarse al no tener la posibilidad de tomar decisiones y al carecer de ingreso alguno seguro.
Tales medidas de control, no fueron las más alentadores a falta de disciplina y no puede ser culpa exclusiva de las autoridades locales. Por consiguiente, hacerlas más extensivas por parte del gobierno local no mutan con el querer de la gente, tales medidas agreden la libertad individual e imponen en el corto tiempo una acelerada pobreza, miseria y delincuencia que agudizan la crisis,
condición social preocupante al deteriorar el ingreso y la demanda de bienes y servicios del sector comercial de la Isla, no hay que desconocer la importancia del sector comercial como generador desempleo e ingreso directo e indirecto, efecto multiplicador que se ha venido maltratando.
Por último, el comercio formal e informal y la comunidad en general es consciente de la
responsabilidad y del autocuidado para convivir con el covid19, el sentir de la comunidad al preferir arriesgarse unos a la apertura del comercio y otros al rebusque en su libre albedrio, cuyas
restricciones han generado alteraciones psicológicas, emocionales con el agravante de falta de
recursos para mitigar el hambre. La comunidad al parecer ha medido la diligencia del gerente de la pandemia, cuando al parecer no ha justificado técnicamente su labor mediante un comparativo
midiendo cuantos contagios ha habido con restricción y cuantos sin restricción para seguir con tal limitación que justifique la medida para el gobierno local sin medir el detrimento de la vida económica de la región y la comunidad.
Oscareco2011
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