La embarcación ‘The Saga’, con una capacidad para transportar en su cuarto frío hasta 200 toneladas de pescado y langosta, fue objeto de daños interiores por parte de los oficiales norteamericanos que la abordaron en búsqueda de droga que jamás encontraron, para luego solo decir –“Lo sentimos mucho”. Así quedaron techos y paredes interiores de la motonave ‘The Saga’, luego de la requisa de los militares norteamericanos que la abordaron. La inversión que deberá hacer en adelante el armador del barco para reparar los daños en techos y paredes aún no se ha podido calcular, mientras claman por un mejor trato en su propio mar de parte de los norteamericanos. Ni siquiera el cuarto de maquina se salvó de una requisa exhaustiva en búsqueda del ‘Oro Blanco’ que jamás pudieron hallar porque estos pescadores son gente trabajadora y honrada que estaban sencillamente ejerciendo su labor económica sin menoscabo de la ley, y como efectivamente lo confirmaron los militares norteamericanos. Como se puede apreciar, el cuarto frío fue penetrado con taladros y herramienta especializada para la búsqueda de estupefacientes, causando daño por doquier con la disculpa que el gobierno norteamericano pagaría todos los gastos. La ‘Fragata 282’ con helipuerto para dos helicópteros, extrañamente con bandera del Canadá, con personal militar de los Estados Unidos de Norteamérica a bordo, y de donde partieron a la M/N ‘The Saga’, la cual fue abordada cuando se encontraba a escasos 20 minutos de la isla de Providencia. Los americanos creyeron que se encontraba cargada con droga,y luego de verificar mediante destrucción de techos y paredes interiores de este pesquero colombiano, constataron que se hallaba totalmente limpia. En un primer desembarque seis oficiales abordaron la M/N ‘The Saga’, y luego otros seis integrantes más abordaron para permanecer a bordo de la embarcación colombiana por espacio de 32 horas, manteniendo incomunicada a la tripulación de pescadores isleños. Hernán Sánchez García, es el ‘Armador’ de la M/N ‘The Saga’, sostuvo que no siente ningún tipo de seguridad en el mar jurisdiccional del archipiélago colombiano y que tan solo se necesita que ocurra una desgracia, como el hecho de no volverse a detener frente a la solicitud de abordaje y aguantar la embestida armada de los guardacostas norteamericanos. José Vidal Green Alvarez, es el ‘Primer Oficial’ de la M/N ‘The Saga’, contó toda la odisea que vivió con su personal de pescadores colombianos de vuelta al archipiélago, y denunció que fueron maltratados, amenazados todo el tiempo, incomunicados, y no les permitieron ni la preparación de alimentos ni el sueño durante 32 horas de requisas.
Por: Redacción judicial
‘Pescar en las aguas jurisdiccionales del archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, se ha convertido en una empresa en extremo peligrosa’ ó por lo menos ésa fue la experiencia que vivió un grupo de pescadores isleños de la M/N ‘The Saga’, la cual relatamos a continuación.
Testimonio del primer oficial.
Testimonio del armador.
Hernán Sánchez García, es el ‘Armador’ de la M/N ‘The Saga’, encargado de preparar la nave cuando sale a faenar
Por esas cosas de la vida y estando aquí en tierra, me enteré del suceso debido a que una persona que se encontraba faenando cerca a nuestra embarcación le informó a otra persona en San Andrés sobre lo que estaba sucediendo, y ésta a su vez me dijo: -Están abordando la motonave- Inmediatamente me informan, me fui para el ‘Comando de Guardacostas’ donde me encontré con el Teniente Ruíz, fue el primero en atenderme y le pregunté: ¿Qué conocimiento tiene usted de la motonave ‘La Saga’ que es abordada en estos momentos a 20 millas de Providencia, y creo que se trata de la Armada Colombiana? Y me respondió: -No creo que seamos nosotros- volví e insistí ¿A 20 millas de la isla de Providencia y ustedes no saben lo que está sucediendo con un pesquero colombiano?… A partir de ahí, el oficial dijo que llamaría a un superior y lo hizo. Hablé con ese otro Oficial, y le solicité que por favor no fueran a maltratar a nuestros pescadores y me aseguró que me llamaría en una hora. Antes de ese tiempo vuelvo al Oficial y me atiende nuevamente, me hacen seguir y sale un Capitán de Navío de apellido Soto, quien me atendió y ya estaba enterado de mí preocupación por la motonave. Le comenté que no sabía nada de la embarcación y quiero saber que es lo que está pasando, porque esos muchachos vienen de la isla de ‘Ceiba’ trayendo nasas e iban a pescar aquí, esa embarcación lleva cinco años en San Andrés. El Oficial Soto me dijo que ellos no tenían conocimiento que Providencia tuviera esa embarcación, por lo que le respondí que si ellos que eran autoridad y no sabían sobre la embarcación y yo que soy un civil ya estoy enterado que los están abordando, entonces me preguntó ¿Quién le dijo a usted eso? Le respondí –Se dice el milagro, pero no el santo, lo importante es que los están abordando- a partir de ese momento el Oficial Soto llama a la Estación de la Armada Colombiana en Providencia y le responden que ellos no son los que están abordando la motonave, otro oficial mira en una pantalla y dice que: -“La embarcación está en un punto, y ya sabemos dónde está la embarcación. Y, le pregunto al Oficial ¿Pero, dígame quien la tiene? Y me responde: que no saben quién tiene la embarcación y que se encuentra en un punto. Les digo: -¿Porqué no le dicen a la Fuerza aérea que haga un sobrevuelo, es decir, un reconocimiento del área para saber que está pasando porque pueden ser unos piratas y se están llevando la embarcación, y ya en el pasado se perdió el barco ‘Míster Calvin’ en la ruta Cartagena San Andrés, y hasta el día de hoy se desconoce su paradero, y reiteré que cuidado y vaya a pasar lo mismo. El Capitán respondió que nunca había escuchado esa historia. Entonces se vuelve a mí, y me dice –Espere un momento, váyase tranquilo y en una hora yo lo llamo. En efecto, me llamó y me informó que: -Ya estamos seguros que está pasando con la embarcación, ésta, fue abordada por un barco estadounidense- y le respondí: -A 20 millas de nuestra casa, nos están llevando, se están llevando a nuestros pescadores, y ustedes no pueden hacer nada- por lo que me respondió –A mi me queda difícil porque esos son tratados internacionales en los cuales nosotros como autoridades no podemos hacer absolutamente nada. Le respondí –Estamos mal- Y, me quedo pensando –Verdaderamente que nuestro país no tiene quien lo defienda- Saliéndome del tema le confieso que aquí no hay ley para el pescador, lo que hay es atropello para el pescador colombiano, que el gringo, como van las cosas, se va a meter en nuestras casas a hacer lo que les dé la gana. Le digo a la Gobernadora y a las autoridades nacionales que hasta que no haya una tragedia en altamar y hasta que ellos se pongan la mano en el corazón, se podrían evitar lamentables consecuencias, porque le digo honestamente si yo llego a conducir este bote yo no voy a parar. Le digo a cualquier embarcación no le paren a los norteamericanos, porque ellos son abusivos, destructores, y con el apoyo de nuestra justicia, ellos pueden hacer con nosotros lo que quieran, y eso no está bien. Mire, nosotros los pescadores isleños ni siquiera muelle tenemos, ni mucho menos quien nos defienda. Por ejemplo, si al ‘Zarpe’ suyo le falta una tilde ‘Guardacostas de Providencia no lo deja salir’. Otro ejemplo, si cuando salimos nos llevamos una panguita con un motor de 40 caballos para que más gente trabaje ya es porque andamos haciendo algo malo, inmediatamente anda una camioneta patrullando y azarándole la vida a uno, y hasta cuando no están seguros y te mandan a guardacostas. Entonces no hay una flexibilidad de las autoridades. Vea, ellos no saben cuánto cuesta una faena, en muchas ocasiones nos toca prestar a todos los que sacan pescado para poder sacar una embarcación y cuando existe una pérdida nadie sale a decir aquí está éste aporte. Mientras tanto seguiremos escuchando mensajes como el del Comandante Soto que nos dijo –“nosotros no podemos hacer nada, y en el caso de la gobernadora pienso que ella escuchará lo que se publique, y la Secretaría de Agricultura solo esperará que haya motivos para sancionar, pero alguien que lo quiera ayudar a uno para detener este abuso, todavía no he visto el primero. Ahora dígame ¿Cómo resolvemos el problema?”, concluyó decepcionado.