San Andrés Islas, Noviembre 05 de 2014
SEÑORES:
EDITORIAL
CARIBBEAN POST
La Ciudad
REFERENCIA: ARTÌCULO DON DINERO AL PODER.
Sr Editor:
Desconocemos su nombre, requisito necesario e indispensable para tener la deferencia y el respeto de dirigirle esta carta a su nombre, en respuesta a la suya, titilada “Don Dinero al Poder”, pero como el autor de este escrito se esconde tras el título de “editorial” de manera impersonal, nos vemos imposibilitados de individualizar a su destinatario.
El fin de las culturas y de las razas no yace en la confluencia de otras culturas, ellas perecen por la ausencia de repetición de prácticas, de usos y costumbres, por no perpetuar las tradiciones, o por mezclas de razas que optan por seguir la cultura de sólo un miembro de la pareja, sin equilibrar la balanza. Como ve Sr Editor, las culturas y las razas sólo se mantienen cuando hay voluntad de suceder y heredar un sentimiento de afinidad y respeto a las costumbres de nuestros antecesores, y su prolongación depende exclusivamente de NOSOTROS MISMOS, de cada quien, del núcleo familiar, que es el llamado a enseñar en cada grupo , aquellas conductas de comportamiento que consideran importantes, y las manifestaciones culturales que deben ser guardadas como un valioso tesoro; la cultura Sr Editor, es el conjunto de muchas voces en una sola voz, es esa voz del pasado que paradójicamente siempre está presente en nuestras vidas, aquella que señala nuestra forma de actuar y de vivir, la que nos guía en lo correcto e incorrecto; es esa enseñanza que va de generación en generación, perpetuándose, aun cuando nuestros padres ya no estén aquí, porque esas enseñanzas están tan dentro de nuestras venas, que hacen parte de nosotros mismos, van con nosotros donde quiera que vayamos, no conocen impedimento ni fronteras, las establecemos nosotros mismo en cada sitio, en cada lugar.
La colonia Siria Libanesa mantiene sus costumbres sin imponerlas a nadie, respeta a las otras culturas, religiones e idiomas, y enriquece su propia cultura conociendo y tolerando a las demás. Muchos de las grandes personalidades que le han dado triunfos a Colombia, tienen origen Sirio Libanés, y esos triunfos Sr editor, han sido recibidos con orgullo en nombre de Colombia; citamos sólo a manera de ejemplo a Shakira, a Juan Gossain, a Yamid Amat, al sr Presidente Julio César Turbay Ayala.
Hay muchos raizales que han emigrado a otros países, o a otras ciudades dentro de Colombia, nosotros le preguntamos, quiere usted para ellos un trato indigno? Quiere que ellos sean excluidos de derechos por su origen diferente al del sitio que llegan? Usted quiere que a ellos se les trate como usted nos ha tratado a nosotros? ¿Usted quiere que esos raízales que llevan muchísimo años en otra tierra, por más que echen raíces, tengan hijos en esas tierras, crezcan con los coterráneos del lugar, propendan por el bienestar de esa sociedad, hablen el mismo idioma, y compartan el mismo espacio, les sea negado el derecho a elegir y a ser elegidos?
No somos mayoría señor editor, nuestra comunidad en la isla puede contarse muy fácilmente; tampoco trajimos pobreza, delincuencia y malas costumbres, sino por el contrario, creamos fuentes de trabajo, e hicimos que las generaciones subsiguientes a nuestra llegada nacieran en esta isla, de la cual salieron nuestros hijos a educarse profesionalmente y volvieron a ayudar aquí, a pesar que quizás su vida profesional hubiera tenido un horizonte claro y mucho más amplio en otra ciudad, que haber decidido regresar aquí. Tampoco en momentos de crisis nos ausentamos Sr editor, por el contrario, permanecimos aquí, soportando también los malos momentos.
Muchos de nuestros hijos señor editor no hablan nuestra lengua de origen, no conocen la tierra de sus raíces, y muchos no han seguido nuestros pasos; pero, por eso, no los amamos menos ni han dejado de ser nuestros hijos: ellos han aprendido a amar en la distancia una tierra que no conocen y que quizás no conozcan y a sentir en su alma nuestro idioma aunque su boca no sepa pronunciarlo. Con ello queremos decirle Sr Editor que las culturas y las razas no se mantienen incólumes por que sean únicas en un territorio determinado, por el contrario, ellas se fortalecen cuando aprenden a interactuar con otras y deciden continuar con sus tradiciones. En esencia, el principio y fin de una cultura nace y muere en el seno de una familia; es a través de ella donde los lazos se fortifican y los rasgos culturales se acentúan.
Usted ha ofendido a nuestra raza, a una comunidad respetuosa y garante del ejercicio de la democracia. Una raza que en la mayoría de veces ha decido abrazar con honor y orgullo la nacionalidad Colombiana. Cualquiera de nuestros hijos tiene el mismo derecho que cualquier otro ciudadano Colombiano que cumpla con los requisitos Constitucionales, de aspirar y acceder a cualquier cargo de elección popular, y también a ser nombrado en cualquier cargo público si se ha preparado para el mismo. Vivimos en Colombia, un país de contraste, de diversas manifestaciones culturales a lo largo y ancho de este país, muchas influenciadas por nuestra cultura.
En cada ciudad de Colombia, es un orgullo tener origen sirio libanés por toda la riqueza cultural y el impulso industrial que hemos dado a este país, pero usted nos señala ignorante y ofensivamente como Depredadores. Sus palabras tienen un fondo de odio y de discriminación, nosotros lo invitamos que desde su escondite y ya que tiene acceso a los medios, eleve su voz para llamar a la unión, el periódico para impulsar la cohesión, y su mano para escribir frases que llamen a la fraternidad.
La historia ha mostrado a una San Andrés ausente de gobernabilidad y de prosperidad, y nosotros como Colonia hemos sido sus gobernados, aceptando cada decisión, cada gobernante electo, es parte de la democracia, aceptar al que gane en franca lid con su programa de Gobierno. La historia no ha mostrado a nadie diferente a un raizal dirigiendo a la isla, sus infortunios, buenas o malas decisiones, estancamientos o prosperidad han tenido su origen en manos isleñas, no nos condene por algo que no hicimos, examine quién ha gobernado.
Lo invitamos a entender que el mundo actual no conoce fronteras, ni se hace fuerte exterminando o excluyendo a los demás, que la discriminación no tiene destinatarios específicos y categorizados, y mucho menos privilegiados, sino que es general y abstracta, está simplemente prohibida contra cualquier ser humano con ocasión de su edad, sexo, raza, o religión; que el principio de la reciprocidad impone que nos den el mismo tratamiento que damos; y que nadie, absolutamente nadie tiene el derecho de mancillar, golpear, vilipendiar, anular e impedir el ejercicio de derechos constitucionales y legales a ningún habitante del territorio Colombiano.
Y, ya para terminar, todos los hijos de sirio libaneses han crecido junto a raizales, juntos han compartido el mismo pupitre del colegio y el mismo termo para tomar agua, hemos hecho de su comida parte de nuestra mesa, no cree distancias donde solo deben haber caminos de unión que conduzcan al mismo objetivo: una San Andrés Próspera.