Por: Daniel Newball H.
La propuesta de una tasa de cambio diferencial para el dólar en la isla de San Andrés como mecanismo de poder aliviar en gran manera los altos costos de vida para los habitantes de la región ha sido visto con gran positivismo.
De hecho, hay quienes creen que es posible lograr tal meta y tan sólo es cuestión de podérselo plantear al Gobierno Nacional o proponerlo con una legislación especial en el Congreso para su análisis y estudio.
Ahora bien, no es la primera vez que se ha planteado esta posibilidad, de hecho, en la historia reciente del país se había propuesto, durante el Gobierno de Alvaro Uribe Vélez, para que se hiciera tal petición.
No obstante, el entonces Ministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga lo había negado considerándolo un retroceso para la economía pensar en el establecimiento de una tasa de cambio diferencial (dólar), pues esto sería enviar malas señales a la comunidad financiera internacional, reiterando que este tipo de instrumentos no ayuda para nada a contrarrestar la apreciación del peso y por el contrario es un retroceso renunciar a la flexibilidad cambiaria.
Por su parte, el gerente del Banco de la República, José Darío Uribe, advirtió que una tasa de cambio diferencial conlleva grandes distorsiones para la economía.
Es un subsidio de un sector a otro de la producción, y tiene enormes riesgos de incrementar sustancialmente la corrupción y el Banco de la República no tiene los instrumentos para controlar este tipo de distorsiones y además pone en peligro la institucionalidad del emisor.
Para Uribe, un dólar diferencial en la economía daña las relaciones con la comunidad financiera internacional y las agencias calificadoras no ven con buenos ojos ese tipo de cambio.
El gerente del banco Central indicó en su momento que establecer un dólar diferencial tiene sus efectos negativos ya que incentiva a que haya operaciones que impliquen corrupción, tiene una pésima señal para los mercados internacionales, afecta la posibilidad del país de tener un grado de inversión, que a su vez tiene un abaratamiento en el costo de la vida pública.
Uribe recordó que muy pocos países en el mundo tienen tasas de cambio diferencial; en el continente el único país que la tiene es Venezuela, y ha tenido efectos claramente negativos, generando grandes dificultades para el manejo de la economía venezolana.
La tasa de cambio diferencial para frenar la inflación o con influencia sobre los precios de artículos de consumo se trata de la diferencia entre la inflación o índice de precios al consumo de un país y el de otro u otros con los que se compara.
Si esta diferencia es creciente indica que los precios de los bienes en un país están aumentando más rápidamente que en otro, lo que conlleva pérdidas de competitividad vía precios.
La consecuencia de ello es un encarecimiento de los productos que se traduce en menores exportaciones, y un relativo abaratamiento de los bienes extranjeros que hace crecer las importaciones. El efecto que se produce sobre el tipo de cambio es una depreciación.
Lo contrario ocurre en caso de que el diferencial de intereses disminuya, pues entonces significará que los productos se están abaratando respecto al resto de países con los que se efectúa la comparación, redundando en un aumento de las exportaciones y una disminución de las importaciones, haciendo que el tipo de cambio se aprecie.
De modo que por ahora, y quienes ven con optimismo que se aplique este tipo de tasa de cambio diferencial para la isla, pese a que podría ser positivo para la economía de la isla que depende mucho de la importación de productos, no es atractivo para el Gobierno Nacional y podría llevarlo al traste en cuestión de segundos.
No obstante, es necesario que de una vez por todas el Gobierno Central deje de observar a las Islas como un apéndice de Bogotá y que las cosas, entre otras la economía, se deben manejar de forma muy distinta y si de corrupción se trata deberían ajustar más sus mecanismos de control y fiscalización para que el archipiélago no se convierta en puente para irregularidades que afecten la dinámica económica de un país como Colombia en franco crecimiento.