Ante la ausencia de unos eficientes servicios básicos. Entre más agua sacan, el pozo más llora el preciado líquido que suple la carencia del servicio domiciliario.
Por. Alberto Guerra García.-
De su existencia nadie tiene un dato preciso. Solo se sabe que desde tiempos inmemoriales existe el ‘Pocito’, cuyas aguas brotan de manera espontanea de la roca caliza. Los antiguos utilizaban estas aguas como abrevadero para sus caballos y el riego de algunos sembrados especiales en las arduas labores del campo. Tan solo fincas lo circundaban. Actualmente el panorama es diferente; la necesidad de vivienda de los habitantes isleños y residentes rodeó este sector de innumerables lugares de habitación que se extienden a lo largo de una docena de barrios. Podríamos mencionar a ‘Hill Well’, ‘Barrio de los profesores’, ‘Altos de Natania’, ‘Las Palmas’, ‘Nuevo Bosque’, ‘Vista hermosa’, ‘Modelo Segunda Etapa’ (Canteras), ‘Santa Lucía’, la lista continúa.
Sus aguas son tantas que se precipitan como aquel chorro de agua que hizo brotar Moisés de las rocas en la travesía del pueblo Judío por el desierto. Ese mismo chorro de agua se precipita e inunda dos calles para llevar su cauce final hasta la Cueva que comunica con la Iglesia Católica del barrio ‘Natania’. Es la calle del ‘Pocito’, tan empinada que solo quienes tienen la suficiente experiencia y equilibrio se atreven a tomarla para acortar camino entre Canteras y la Loma. Además, un magnifico mirador, pero, también esta calle la utilizan los mototaxistas indocumentados y avezados para esquivar los retenes de la Policía y las carísimas multas de tránsito actuales. En esa empinada hacia arriba y hacia abajo varios accidentes se han presentado casi siempre con lamentables consecuencias. Es la calle del ‘Pocito’, que se aloja a mitad de camino para dar curso a este manantial natural de agua casi dulce, una verdadera opción para tanta necesidad de un eficiente acueducto público.
Pié de foto: Esta es la barriada popular circundante al ‘Pocito’, un activo mineral del cual los habitantes de estos sectores populares aprovechan para un baño, para el trasteo de casa, para lavar la ropa, la moto, el carro, la bicicleta, y hasta para conseguir novia, todo lo que se les pueda ocurrir. Es tanta el agua que se derrama que se escurre por una calle tan empinada que solo la transitan los conductores avezados. Dicen los habitantes de la docena de barrios circunvecinos que el agua de el ‘Pocito’ posee poderes sobrenaturales, bañarse allí, electriza el cuerpo llenándolo de vigor y energía para la realización de cualquier jornada, ‘Es algo indescriptible, pero lo mejor de todo es bañarse en público con pelada de nalga y todo’, dicen sus vecinos.