Una obra social con la expectativa de multiplicarse por toda la isla. Una importante obra social particular para ayudar a los más necesitados se viene gestando con la creación del comedor “Pan de Vida”, en la iglesia Tabernáculo Apostólico de Fe. “Toda persona que desee ayudar y que tenga ese corazón de servidor y donador recibimos azúcar, leche, no recibimos dinero sino los insumos que usamos para bendecir a estos hermanos.” Carlos López, beneficiado: “Me parece una excelente iniciativa que ni el propio gobierno, que debería hacerlo, no lo hace con las personas que están en la calle.” José Ballestas, beneficiado: “El que hayan creado este comedor me parece excelente, me atienden a las mil maravillas. Yo soy carpintero, cuando me salen trabajos los hago pero estoy pasando dificultades ahora pero con este comedor me tratan bien.” Carlos Arturo Durango, beneficiado: “Yo veo este comedor como una gran bendición, la verdad es que todos los que estamos aquí necesitamos de la comida espiritual y física y aquí lo estamos obteniendo todo.” Pie de foto5 En promedio son quince las personas que se acercan a ser atendidas por este comedor que atiende los martes y jueves a partir de las seis y treinta de la mañana.
Por: Daniel Newball H.
Luego de varias visitas exploratorias por calles y avenidas de la isla, donde se lograron detectar personas habitantes de la calle en condición de miseria, ya fuera por decisión propia o por fuerza de las circunstancias, una iniciativa particular que partió del seno del Ministerio Social del Tabernáculo Apostólico de Fe se ha convertido en realidad con la creación del comedor “Pan de Vida”, la cual busca ayudar a personas necesitadas de alimento, inicialmente, durante la semana con la perspectiva de ir multiplicando esta obra social en otros lugares de la isla.
“Este proyecto no es nuestro, estuvo siempre en el corazón de nuestro pastor Lancelot Lever desde hace más o menos unos tres años pero nosotros como ministerio, hace unos cuatro o cinco meses, estábamos pidiendo en oración que este granito de arena planeando y trabajando logramos finalmente cristalizarlo.
“Dios nos respaldó grandemente y probamos que si le podemos cumplir al Señor con este tipo de obras al igual que a la comunidad de San Andrés que tanto lo necesita, sobre todo a la población vulnerable. “Que tan bueno sería si pudiéramos contar con una ayuda, pero por ahora lo estamos sustentando nosotros, cada uno de los integrantes del ministerio. “El Señor es grande y misericordioso, hay personas que traen el pan, la mortadela, el queso, la mano de obra, el servicio pero sobre todo, la razón primordial de hacer este comedor no es la bendición material sino la espiritual logrando que estas personas que están tan alejadas de Dios vean que no sólo es el pan o la ropita sino llegar también con la palabra de Dios.
“Toda persona que desee ayudar y que tenga ese corazón de servidor y donador recibimos azúcar, leche, no recibimos dinero sino los insumos que usamos para bendecir a estos hermanos”, dice María Helena Álvarez, líder del Ministerio Social quien informó que en los primeros dos días de comedor se han acercado en promedio unas 15 personas que han sido detectadas en lugares como la “Calle de las Proveedoras”, la Juan XXIII y el Parque Manawar, entre otros lugares.
“Me parece una excelente iniciativa que ni el propio gobierno, que debería hacerlo, no lo hace con las personas que están en la calle. En cambio vemos que hay personas que tienen el corazón de hacerlo lo hacen, personas cristianas y humildes que tienen a Dios en su corazón”, afirmó Carlos López, una persona de la calle que reconoció la labor y el esfuerzo de quienes sacan adelante este comedor que funciona los martes y jueves a partir de las seis y media de la mañana.
El clamor era constante por parte de las personas necesitadas de la existencia de este comedor que finalmente se logró cristalizar gracias a la gestión de mujeres, hombres y jóvenes que se sumaron a la causa, primero evangelizando y reclutando personas indigentes y luego convenciéndolas de que podrían recibir una ayuda real y concreta en Cristo Jesús a través de la provisión de una merienda para empezar el día.