Eso dijo sentir una nueva víctima de agentes de la Policía Nacional y de su Cuerpo de Inteligencia Policiaca (Cipol).Los hechos tuvieron lugar luego del asalto a dos turistas argentinos en días pasados en una de las vías principales del territorio insular, cuándo funcionarios del Cuerpo de Inteligencia de la Policía nacional irrumpieron la tranquilidad de un habitante del sector del Modelo primera etapa a quien sin más ni más pretendieron hacer responsable de aquel fatídico atraco.
“(…) Estaba sentado sobre mi moto en la entrada del barrio con un amigo cuando sin darme cuenta en medio de señalamientos dos agentes de la Cipol, quienes nunca apartaron sus armas de mi rostro, me solicitaron una requisa y mi documentó de identificación a lo que accedí mientras me acusaban que había sido yo el autor material del asalto. En la central les informaron que no tenía antecedentes penales pero ellos insistían en llevarme al comando, luego dijeron que se llevarían mi moto y les dije que no tenían ninguna razón para hacer eso porque la moto estaba parqueada, no me estaba movilizando en ella y sus papeles están en regla.
Les dije que no me iba a ir con ellos a ningún lado porque no había hecho nada malo; retuvieron mi cédula por más de veinte minutos, cosa que supongo es ilegal, mandé la moto con mi amigo y me alejé del sitio en el que estábamos tratando de conservar la calma, ellos insistían en llamar a la patrulla para que viniera por mí, me acerque a la casa de mi abuela lo más que pude y allí salieron mis familiares quienes me brindaron apoyo e impidieron que me llevaran. Luego de dos minutos la puerta de la casa estaba llena de policías, agentes de la Cipol y militares como el delincuente más buscado.
Hoy con cabeza fría entiendo que en su afán por mostrar resultados pretendían llevarme sin importar cuanto tiempo me iba a tomar esclarecer que no era culpable de aquel acometimiento y sin contar con que al siguiente día iba a estar en la portada de todos los medios de comunicación como una lacra sin más verdad que la de ellos… Esa noche la gracia de Dios estuvo con migo eso dijo Guss (…)”.
En lo sucesivo se escuchó la noticia en la radio local que a otro sujeto le hicieron lo mismo con tan mala suerte que a él si se lo llevaron y lo golpearon según declaraciones de su progenitor.
Ahora opino que la pregunta debe ser ¿En manos de quién está la seguridad de los sanandresanos?
La Policía Nacional, en cumplimiento de su misión Constitucional, debe proteger los derechos humanos y, paralelamente, restringirlos dentro del concepto de daño jurídico, cuando esa limitación está acorde con los principios de proporcionalidad, razonabilidad y necesidad, entendiendo que el objeto de policía es permitir el más amplio y vigoroso ejercicio de las libertades ciudadanas con una mínima restricción de derechos (Corte Constitucional Sentencia C-825 de 2004).
Según la Constitución Política, toda persona nacional o extranjera es libre y su libertad
solo puede ser afectada, en materia penal, en dos situaciones: 1) captura por orden de
Autoridad judicial y 2) captura por ser sorprendido en flagrancia de la comisión de una
conducta delictiva.
Y evidentemente ninguno de los dos casos se asemeja a la situación por la que atravesaba el señor Guss a quien llamamos de esta forma para preservar su identidad.
Ejercer violencia a una persona sin causa legítima, la vejare o la insultare; uso ilegal de la fuerza pública, por inhibir o intimidar a cualquier persona, en una conducta reprochable.
A través de informaciones de los mismos ciudadanos esta redacción ha dado a conocer actos de hostigamientos, insultos, detenciones arbitrarias, aplicación selectiva de la ley y degradantes, procedimientos policiales indebidos y en general actos discriminatorios y abusivos cometidos por los agentes de policía, en ejercicio de sus funciones, contra la población civil de las islas, ante la mirada impotente de unos pocos que bien no podrían hacer mucho y la vista gorda de los que sí pueden hacer algo pero pareciera no importarles, este es un llamado urgente a los ciudadanos a denunciar este tipo de abusos y a las autoridades competentes para tomar cartas en el asunto y no hacer alharacas porque lo sucedido ocurrió sobre la humanidad de unos ciudadanos extranjeros; ¿Es acaso que nuestra propia sangre vale menos?, ¿dónde están los responsables de todos los acontecimientos que han ocurrido en el territorio sin obtener ni un solo resultado positivo, veraz y digno?, ¿dónde quedan las desapariciones que no han sido capaces de resolver porque al parecer nuestra institución Policial es local y diversa de la Nacional a quienes les ha quedado grande poder resolver sin tener que incriminar a personas honestas.