Por: Daniel Newball H.
Parece un tema banal, superfluo, trivial y frívolo para algunos, y en especial quienes ganan mucho dinero en sus negocios sin percatarse de donde proceden sus riquezas, pero ya es hora de que en la isla de San Andrés se haga una evaluación profunda de la clase de personas que estamos colocando como la primera imagen de atención al público de nuestros negocios.
Se me enseñó desde muy pequeño, y más ahora que soy profesional, de que las personas, y en especial los que tenemos que atender público, somos payasos que nos maquillamos de forma alegre para atender a nuestro público, pese a los dolores y frustraciones personales que podamos tener porque, al final, el cliente tiene la razón.
Pero todo parece indicar que personas esquizofrénicas, frustradas, con trastornos mentales y altos grados de resentimiento y odio contra el prójimo son colocados en puestos de atención al público, y como auténticos rotweillers atacan a los clientes que si bien pagan por adquirir un bien o servicio, pareciera que su dinero fuera el único valor de la persona que al entregarlo y registrarlo en la caja estos sátrapas piensan que pueden mandarlo por la basura.
En un programa de entrevistas de la cadena CNN en Español, un gurú de la autoayuda se refería de la forma como soportar a los insoportables y como gran conclusión se reveló que los insoportables tienen que cargar en silencio su propia cruz y no somos las víctimas de estos sujetos los responsables de su reacción de ira y frustración contra nosotros.
Pero lo que si se debe hacer es remover de puestos de atención al público a estos energúmenos ya que afectan la imagen de la empresa, pese a que son muchos los que van a comprar artículos o van a las oficinas a pedir información sobre necesidades básicas inmediatas.
Pareciera que los propietarios de almacenes tuvieran un pacto de caballeros con estas personas y cualquier queja contra las mismas, en lugar de hacerse los correctivos, puede terminar de manera trágica.
He sido testigo de cómo personas en la isla de San Andrés maltratan a sus clientes con tratamientos despectivos y desdeñosos utilizan como recurso para justificar sus actitudes acusaciones de acoso sexual o amenazan con reacciones agresivas por parte de sus compañeros sentimentales o de sus hijos como represalia por la aproximación hacia estos sujetos.
Ojo a esto ya que la venta al menudeo, directamente al consumidor o cliente, es hoy diferente a lo que era hace cinco o diez años atrás. La competencia es feroz, muchos comercios manejan las mismas mercaderías, los sitios de ventas a través de Internet están creciendo y robando más negocios, y los consumidores de hoy están mucho mejor educados.
Ellos saben que cuentan con una variedad de opciones cuando deben decidir donde gastar sus dólares ganados con tanto esfuerzo. Lo que realmente hace la diferencia entre su comercio y la competencia es el comerciante y es precisamente el comerciante quien puede hacer de su negocio un lugar especial donde comprar.
El comerciante y sus trabajadores son los que pueden hacer de su local un lugar al que los clientes siempre desearán volver y que recomendarán a otros, cuando tengan la necesidad del tipo de producto que usted vende de modo que su servicio al cliente y sus habilidades de comunicación son la clave.
Hay una variedad de maneras en que usted puede mejorar su reputación como vendedor profesional y hacer que los clientes deseen comprar en su negocio, en lugar de hacerlo en el local de al lado y uno de ellos es de que todos nosotros tenemos días en que nos sentimos estupendamente, y días en lo que querríamos escondernos bajo la alfombra.
Los expertos recomiendan que no debamos permitir que su propio humor personal afecte la manera en que trata a un cliente y todos esperan ser atendidos rápida y cortésmente.
El cliente que entra en su negocio no tiene idea que a usted se le pinchó un neumático del auto en el camino hacia el trabajo o que su pareja sentimental le está siendo infiel.
Del mismo modo, no tiene idea de qué usted acaba de ser honrado con el premio al mejor vendedor del mes. El punto está en que el cliente no debiera ser capaz de decir cuál es la diferencia por el servicio que recibe.
Eso sin contar la forma como a pasos agigantados siguen llegando más y más clientes de otros lugares del mundo y con gustos exquisitos y de vanguardia por lo que no podemos seguir tratando a la gente a las patadas ni a los insultos.
El Sena viene formando en materia de atenciones al cliente a muchas jovencitas pero vemos que muchas veces no dejan ese resentimiento social en casa y lo llevan al trabajo. . .y sálvese quien pueda.
Eso debe cambiar y se puede lograr con mucha fuerza de voluntad. Los principios cristianos con los cuales muchos estamos formados son la base para que aprendamos a atender cada vez y mejor a nuestros clientes y si existen abusos por parte de los clientes ya tenemos la excusa más efectiva para proceder.