La ola de calor reinante en la isla de San Andrés y el área del Caribe podría ser causada por un posible bombardeo de nubes para evitar la formación de huracanes por parte de Estados Unidos. Procedimientos como este, desde un avión tripulado, donde al parecer la intervención de la mano del hombre con el bombardeo de nubes con yoduro de plata sería la principal causa de la desaparición de nubosidad lluviosa en el área. Esta es la gráfica de cómo se podría realizar el bombardeo de nubes “destrozatormentas”, las cuales, de confirmarse, podrían tener efectos colaterales en el archipiélago y el resto de la cuenca del Caribe. Dentro del gremio de los pilotos comerciales se viene ventilando el tema con mucha insistencia, de hecho, hay quienes confirman que más allá de un mito es una realidad para reducir las tormentas por parte de potencias extranjeras. Los chinos, para evitar lluvias durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2008, procedieron a realizar bombardeo de nubes con yoduro de plata que surtieron efecto. Los huracanes han significado para los estadounidenses perdidas y destrozos que han minado de manera significativa la economía y la infraestructura de dicho país lo que llevaría a realizar procedimientos para eliminar estos eventos climatológicos.
Redacción local
El tema se ha venido conversando entre el gremio de pilotos de la aviación comercial y, luego de hacer varias pesquisas en los medios como el Internet, la posibilidad del bombardeo de nubes por parte de potencias extranjeras, como los Estados Unidos, para evitar la aparición de huracanes que perjudiquen daños de gran envergadura en dicho país, se viene tratando con efectos colaterales sobre el clima en área del Caribe, la cual viene registrando altas temperaturas en épocas de altas precipitaciones.
En la isla de San Andrés se viene registrando temperaturas, en las horas del mediodía, que han oscilado entre los 30 y los 35 grados centígrados, con sensaciones térmicas que alcanzan los 40 grados centígrados causando perjuicios para la salud de muchos pobladores.
Aunque las respuestas de las autoridades ambientales apuntan que todo se debe al calentamiento global, al parecer la intervención de la mano del hombre con el bombardeo de nubes con yoduro de plata sería la principal causa de la desaparición de nubosidad lluviosa en el área.
Desde los años 60, flota en el aire la idea de que con la detonación de una bomba atómica se podría calentar el aire en el ojo de la tormenta, y así detener la corriente de convección de la misma.
Utilizando una técnica conocida como Marina Nube Iluminador (MCB), los autores proponen que los vehículos no tripulados podrían pulverizar pequeñas gotas de agua de mar, una buena parte de los cuales se levantaría en las nubes por encima, lo que aumenta su número de gotas y por lo tanto la efectividad de las nubes y la duración. De esta manera, más luz solar rebota hacia el espacio, lo que reduce la temperatura superficial del mar.
Los cálculos del equipo, basado en un modelo de atmósfera acoplamiento océano climático (HadGEM1) sugieren que esto podría reducir el poder de los huracanes en desarrollo por una categoría.
Algo diferentes proyectos de siembra de nubes, diseñados para influir directamente en las cantidades de lluvia, ya existen en el mundo y se utilizaron más famoso en China durante los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
Aunque las investigaciones apuntan que es posible, científicos del Centro Nacional de Huracanes afirman que es poco probable que cause el efecto esperado.
De hecho, Chris Lansea, meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos explicó por qué “la mayor dificultad con utilizar explosivos para modificar huracanes es la cantidad de energía requerida”.
Los huracanes obtienen su energía del calor del agua marina, y del proceso de conversión del vapor de agua en gotas de lluvia. El calor liberado durante la condensación sirve para continuar calentando el aire cercano, lo que causa que más agua se evapore, consense, y así sigue el ciclo de retroalimentación de un huracán.
Un huracán ya totalmente desarrollado, libera más de 50 teravatios de energía calórica, un tercio de la energía consumida por el planeta entero, de la cual sólo un uno por ciento es convertido en viento.
El calor liberado es equivalente a la explosión de una bomba atómica de 10 megatones cada 20 minutos, explica Lansea. Así es que por más que a los estadounidenses les encante pensar en que sus bombas atómicas pueden frenar cualquier cosa, en este caso sería como querer detener un coche de carreras con una pluma.
Incluso la bomba podría aportar calor, lo que alimentaría más al huracán, y lo volvería más poderoso. Todo esto sin tener en consideración que la radiación se esparciría por todo el Atlántico norte, y llegaría a todas las masas continentales cercanas.
Los cálculos muestran que cuando la orientación nubes en las regiones de desarrollo de huracanes identificados la técnica podría reducir una temperatura promedio de la superficie del mar hasta unos pocos grados, disminuyendo considerablemente la cantidad de energía disponible para la formación de huracanes.
Una desventaja potencial de la idea es el impacto de la siembra de nubes en las precipitaciones en las regiones vecinas. El equipo observó la preocupación de que la siembra en el Atlántico podría conducir a una reducción significativa de las precipitaciones en la cuenca del Amazonas y en otras partes. Sin embargo, si se utilizan diferentes patrones de siembra, tales reducciones de precipitaciones no fueron encontradas por la tierra.
Por lo pronto, y esperando la confirmación de esta teoría, es necesario tener la certeza suficiente de las causas de las altas temperaturas en el área, la preparación necesaria para cualquier alteración del clima y la prevención para la población frente a este tipo de fenómenos que tienen incidencia sobre la salud y la cotidianidad de nuestros habitantes.