Tardó dos años en construirse y enfrentó dificultades en su ejecución. Luego de la entrega del lote por parte de la Gobernación de San Andrés, por iniciativa de la gobernadora del Departamento Aury Guerrero Bowie, cuya administración construye otro CDI al sur de la isla, el programa Plan Padrino, de la Consejería para la Primera Infancia, emprendió, a través de ‘talleres de diseño participativo’, la construcción de la sede.“La comunidad –niños, madres comunitarias, padres y entidades– fue parte activa en los diseños, construcción y la veeduría de la obra”, según la Consejería.
Ni un barco de carga con materiales de obra –que fue retenido durante meses en Guatánamo por el gobierno de los Estados Unidos– impidió que Little Dolphins (pequeños delfines) abriera sus puertas frente a la calle Broeks Hill, en la isla de San Andrés.Casi dos años tardó la construcción de este centro de desarrollo infantil (CDI) ubicado en el barrio La Loma, a 10 minutos en auto desde el centro de la isla, e inaugurado –el pasado 5 de junio– por el propio Presidente de la República y su esposa, María Clemencia Rodríguez de Santos, vocera y creadora del programa De Cero a Siempre.
“El barco traía los últimos materiales que nos faltaban para terminar la construcción, pero pensaban que transportaba droga; claro, luego se supo que no y que se habían equivocado, pero mientras requisaban gastaron meses”, contó Eugenio Ortiz, arquitecto de Plan Padrino.
“Yo pensaba que el centro nunca iba a abrir. Decían: este mes sí comenzamos, pero nada, la fecha se corría y se corría”, recordó CharledaFiquiera, agente educativa (antes madre comunitaria).Es que no solo fue el barco retenido, llamado Adonai, el responsable de la tardanza. La temporada de lluvia no solo hizo que el terreno se empozara y no se pudiera cimentar en el tiempo previsto, sino que espantaba a los trabajadores de la obra.“Eso es verdad, cuando llueve duro, mucha gente deja botado el trabajo o no va a trabajar para no mojarse y coger gripa; pero eso ya está cambiando un poco”, comentó un isleño.Si al Adonai se suman las lluvias, la cultura de no mojarse, la dificultad de no conseguir nada de material de construcción en la isla y, aparte, la barrera de la lengua isleña (creole o criollo sanandresano), “pues el proceso tardó más de lo estipulado. Pero lo peor ya pasó, y ahora sabemos que la espera valió la pena”, aseguró Eugenio Ortiz.La obra, que estaba estipulada para durar ocho meses, se terminó casi dos años después –comenzó en septiembre del 2013 y fue inaugurada el 5 de junio del 2015–, según datos de la Consejería para la Primera Infancia.
Para muchos transeúntes del sector La Loma, el CDI Little Dolphins se ve de lujo. “Me han preguntado si es un hotel o un jardín infantil particular, y que si es cara la pensión”, dijo uno de los padres de los 82 niños que asisten, completamente gratis, a este centro para la primera infancia, administrado por el ICBF.
“No había un centro así en La Loma, todos los niños que vienen son del barrio. Aquí tienen todos los beneficios, creo que son muy afortunados”, dijo Zuleika Williams Walters, docente coordinadora.Y esto lo corrobora una mototaxista y madre de familia de 28 años, Madeleine Bowie: “Cuando recojo a la niña siempre está con una sonrisa; lo que me quiere decir que está muy feliz”.Los niños asisten a Little Dolphins de lunes a viernes, de 7:30 a. m. a 4:30 p. m. Además de los más de 700 metros cuadrados de espacios iluminados, ventilados y respetuosos de su entorno cultural, reciben la alimentación reglamentada por el ICBF.“Lo que más nos cuesta es la comida por la variación del precio del dólar. Las frutas y verduras no se consiguen tan fácil”, aseguró Martha Corpus Forbes, coordinadora de cinco centros de desarrollo infantil (CDI) en San Andrés.
Construir entre todos
Con la información recopilada en los talleres, se crea este centro: “Es una construcción colectiva, nosotros interpretamos los sueños de la gente. A partir de ahí se deciden, por ejemplo, las formas de las cubiertas, se piensa en espacios donde el aire circule y en diseños coloridos, duraderos, de fácil mantenimiento y al estilo de la isla”, dijo Ortiz.Los niños no fueron los únicos beneficiados con la construcción de Little Dolphins; tres mujeres del sector, que antes ejercían como madres comunitarias (cada una adaptaba su casa para cuidar 13 niños), pasaron a trabajar en el CDI. “En tu casa trabajas sola, debes cocinar y no puedes dedicarles toda la atención a los niños; acá somos un equipo”, dijo Myriam Pomare, docente.
Como Myriam, GelinaPusey, también docente, asegura estar feliz y con ganas de seguir para delante: “Nos podemos formar. Yo quisiera cambiar el mundo y sé que no lo puedo hacer, pero con estos niños podemos empezar ese cambio”, concluyó. Con información de El Tiempo.