El amor es gratis. Es un sentimiento personal de compromiso total y pretender comprarlo o venderlo es prostitución y mucho más cuando se habla del amor de Dios. Es muy doloroso ver el espectáculo aberrante de personas autoproclamadas como versiones criollas del Papa, con vaticanos repartidos por varios países y con sede principal en las sabanas de Bogotá y Boyacá.
Si no fuera por las serias implicaciones económicas y sociales que encierra la actitud de neo emperadora con que una pastora pretende quedarse con los botines de las almas y los diezmos, movería a risa, a gracejo, a divertimento, esta historia. Este es el nuevo escándalo del que se nutre la prensa nacional en torno a las verdades de las iglesias católica y evangélica- protestante, especialmente esta última. María Luisa Moreno, líder de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, es una señora con la cara abotagada al borde del botulismo, que protagonizó hace algunos días una de esas noticias que se convierten en la punta del iceberg con profundidades insospechadas.
Ella se fue lanza en ristre contra las personas en condición de discapacidad y el boomerang se le devolvió con fuerza, tanto que la cosa ya va en investigación por posibles lavados, no de los pies de los discípulos en señal de humildad, sino de activos, lo cual desde luego no está confirmado, pero lo que si se constató es la profundidad a la que ha llegado la colonización mental de los seguidores de esta secta, que le han entregado tanto dinero en diezmos a esta señora que ya se le salió de las manos tanta propiedad y más que buscar respuestas para las autoridades, debe estar pensado en cómo le va a explicar a Dios las inversiones que hizo con la plata de los diezmos y por lo que se ve es mucha la deuda que tiene con el creador.
Pero la culpa es de lo que le dan los recursos, la culpa es del creyente ciego e inocente. Los pastores piden en nombre de Dios, la gente da y hay que morir para saber si los diezmos y el buen comportamiento sirvieron para la salvación. Pero parece que al ‘otro lado’ no les importa la plata, esa se queda con los líderes espirituales y pasa el alma pura y limpia, si hubo buen comportamiento o se irá al infierno a quienes han mentido y han engañado a los demás.
Es triste observar la cantidad de personas esquilmadas por pastores, sacerdotes y brujos que ofrecen ‘parcelas’ celestiales a quienes les dejen ofrendas, limosnas, diezmos y otras especies de ‘pago a Dios’ por el amor que nos tiene. ¿A quién se le puede ocurrir que El Creador, cobra sus diezmos cumplidamente cada mes como si se tratara del dueño de una compra ventas? O ¿será que Dios se siente robado porque hay un feligrés del barrio Las Tablitas que no pudo dar el diezmo porque con ese diez por ciento de su salario que le entrega al pastor, compró comida para su familia?
Dios no cobra su amor con diezmos, primicias, ni ofrendas. Dios no reconoce entre pobres y ricos cuando llegan ante su presencia, solo espera para hacer ‘cuentas claras’ a los ladrones, corruptos, avivatos especialmente si llegan de Colombia y los diferencia y los aparta de la gente honrada. Ahí es cuando se sabe la verdad, pero nadie ha regresado para contarlo.