(Foto de archivo particular/Tomada del Banco de la República) El mar de nuestra bahía fue nuestro primer puerto aéreo. De hecho, el hidroavión que se observa en ésta gráfica histórica trajo a las islas al Presidente de la República de entonces Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, quien motivado por generar un mayor dinamismo económico en San Andrés, lo erigió en Puerto Libre.Una vez estuvo lista la figura de ‘Puerto Libre’ se abrió paso a la pista en arena del incipiente aeródromo de entonces, para permitir el aterrizaje de las tres primeras aeronaves en las que igualmente llegaron, algunos, de aquellos comerciantes pioneros que harían fortuna con la introducción del contrabando legal de mercancías al interior del país desde la isla de San Andrés.
Por. Alberto Guerra García.-
Y, es que el hombre de las islas pertenece al mar. Llegó a las islas a través del mar, supervivió del mar como primer generador de su cultura y dinámica económica. En el mar fincó sus esperanzas y expectativas de vida como navegante, pescador, y prestador de servicios turísticos, entre tantas posibilidades. El indígena centroamericano primigenio, el pirata, el inglés puritano, el español colonialista, los primeros colombianos continentales, y el hombre isleño actual supieron y son consientes a la perfección que su primer aliado es el mar. Es la apertura al mar la próxima dinámica económica, esa que tanto hemos evadido para dedicarnos a la industria de tierra.
Un mar virgen inexplotado como el nuestro, ese que nos fue arrebatado, será explotado por las tres potencias más poderosas del mundo actual. Son los recursos renovables y no renovables del océano y que aportan ganancias como la explotación de petróleo y gas, el transporte comercial y la pesca, éstos, son los tres tipos de aprovechamientos que producen el mayor provecho para el hombre, quedando después la extracción de minerales, la explotación de compuestos químicos, la utilización de la energía del oleaje y las mareas, la obtención del agua dulce, el uso de la energía solar que absorbe, y las actividades turísticas y recreativas.
Son alternativas a las que hoy no solo se podría recurrir, sino intervenir con el auxilio de los recursos internacionales hoy disponibles en las primeras economías del mundo para permitir la subsistencia de quienes aquí habitamos estas islas del archipiélago colombiano. Claro está, con la intervención dinámica que puede ser posible del propio estado. En definitiva es mejorar la calidad de vida de quienes aquí residimos y seguimos creyendo que el mar es nuestro mejor aliado. Si estas alternativas política y administrativamente pueden ser conceptuadas como inviables por el poder. Seguimos creyendo que la alternativa de los dólares estará frente a nuestro territorio. No es necesaria siquiera un área común económica. Está ahí.