Guardadas las proporciones, Luis Eduardo Salgado Ángel es una especie de Frank Martin, pero a diferencia de aquel, en vez de un arma carga una biblia, y lleva a todos sus usuarios con la protección del Todo Poderoso en su carro sedan negro que aun cuando no es el moderno BMW de El Transportador, si es elegante y lo más importante, rotulado con un aviso de “La Gloria de Dios”
Frank Martin es el personaje de la saga “El Transportador” interpretado por Jason Statham, en su BMW E38 735i negro, dedicado a transportar pasajeros y equipaje, donde establece reglas de juego claras que se deben cumplir al pie de la letra para prestar el servicio y que muchas veces le ha tocado enfrentarse a auténticos asesinos.
Al igual que Statham, Salgado ha rendido culto al gimnasio desde la adolescencia y hoy alterna su trabajo de “taxista” con el de instructor de aeróbicos. Pero hoy día, en su renovada vida no se mete en los líos que se mete Martin, porque esos asuntos ya quedaron en su pasada vida azarosa de juventud, peleas y uno que otro vicio mundano.
Pero no es cualquier taxista, es uno especial que en virtud a su permanente disposición para recoger pasajeros donde sea y llevarlos a donde otros taxistas no les da la gana de llegar, se ha ganado una selecta clientela que incluye desde ciudadanos de a pie que a veces no tienen con qué pagar una carrera y se ven recompensados con el aventón, hasta políticos, empresarios, cantantes afamados, etc. quienes hacen parte de una larga lista de contactos telefónicos o de Whats App, donde solo basta una llamada para que llegue a recoger su cliente.
Es el conductor elegido de muchos rumberos que prefieren irse en taxi que sacar su carro para evitar accidentes. Por eso trabaja de noche; una jornada que comienza a las seis de la tarde con un ritual de casi media hora de oda al creador para que le conceda la protección divina para llegar bien a sus destinos y regresar a casa con la ganancia de su trabajo, la cual lleva registrada- carrera tras carrera- en un libro, propio del contador de cualquier empresa. Gana bien y se siente feliz con este trabajo porque le gusta lo que hace y que no está dispuesto a cambiar ni siquiera por su gimnasio que piensa volver a montar. Lo que gana le da para pagar sus gastos de hogar que incluye estudios universitarios de sus hijos. Esta no es la primera vez que aparece en la prensa, pues ya se ganó un concurso del mejor taxista del año realizado por una emisora radial.