Cuando la atención de los gobernantes de todos los rincones de Colombia está puesta en los renglones económicos que pueden dar ingresos importantes para el beneficio de las comunidades, para darles fuerza y apoyarlos, la administración del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, parece desconocer que el turismo es el principal ‘filón’ de la economía y ni el mandatario, Ronald Housni Jaller, ni sus asesores, consideraron la importancia de su presencia efectiva en el encuentro nacional e internacional que propone Anato como una gran oportunidad de integración y negocios. El mandatario se hizo célebre porque es la primera vez en la historia en que el gobernador no asiste a la Vitrina Turística más importante para el país y, por las características, especialmente importante para el Archipiélago.
Hay que destacar la labor de la secretaria de Turismo, Sara García, a quien se le vio con el ‘delantal’ puesto atendiendo a los colombianos de diversas regiones que se acercaron gustosos a saborear las delicias gastronómicas de las islas y siempre dispuesta en el stand a ofrecer la información que los visitantes solicitaban. Por fortuna no estuvo sola porque los empresarios a quienes les duele la economía del archipiélago y el alcalde de Providencia, Bernardo Bent Williams, ‘pusieron la cara’ a la gente que de diferentes lugares de Colombia, se acercaban para preguntar de qué manera podían cumplir con el sueño de todos los nacidos en este país y que es: Conocer a San Andrés y Providencia.
El análisis que se hizo puede sintetizarse en que Housni se acobardó. Como dijeron algunos más popularmente: Le dio culillo. No quiso asistir para no entrar en explicaciones de por qué, mientras otros destinos turísticos de Colombia y el mundo ‘quitan trabas’ para que los potenciales turistas vayan e inviertan sus recursos, en el Archipiélago colombiano se pretende, a través de un proyecto de ordenanza, incrementar exagerada y dramáticamente la denominada ‘tarjeta de turismo’.
Se pretende ‘espantar’ a quienes de alguna manera le compran al comercio local, así vayan con todo incluido, hay muchos que invierten en artesanías, perfumes, licores, comidas típicas, bebidas, en fin toda una cadena de posibilidades de ingreso de recursos, sin olvidar que si la ocupación de los hoteles y posadas se reduce, en la misma proporción se perderán puestos de trabajo.
La idea de instalar un ‘retén’ económico o hacer un tamizaje con el fin de que no lleguen a la isla sino quienes tengan capacidad económica para pagar cerca de cien mil pesos por cabeza, solo para pagar la ‘boleta de entrada’, no es considerada por quienes saben del tema como la solución para mejorar la calidad de los turistas y por el contrario, piensan, será un motivo para que, inclusive quienes puedan pagar, busquen otros rumbos, porque como son personas que conocen de servicios e infraestructura turística, considerarían ir a otros lugares, sin tanta talanquera, pagando quizás altas sumas en hospedaje, pero que lo ameritan por la calidad de los servicios, infraestructura urbana, idoneidad sanitaria y excelente orden en la movilidad, elementos que deben garantizar los gobiernos y que en San Andrés, en la actualidad, no se pueden ofrecer.
Las islas pueden cambiar el ‘target’ el día que sean ‘tacitas de plata’, empezando por el aseo, servicio de agua potable, servicios de baño en las playas, fluidez en la movilidad, aeropuerto con pista segura y con salas del tamaño que se requieren para el inmenso tránsito de pasajeros y no tengan que descansar, mientras salen sus vuelo, en el piso de los pasillos, como ha ocurrido. No se puede cobrar por lo que no hay. Los costos deben ser proporcionales con la calidad de la oferta, como lo reconocen todos los economistas y esas obvias fórmulas no se pueden cambiar con base en supuestos que científicamente no se pueden comprobar.
San Andrés con el aumento del valor de la tarjeta de turismo, iría en contra de la tendencia de otras regiones y otros países con riqueza turística, que están retirando obstáculos para llevar visitantes como el caso de México que vio crecer en 124 por ciento el arribo de colombianos gracias a la eliminación de la visa desde 2012. En ese país, entre el 2012 y el 2015 la cifra de los turistas colombianos que visitaron pueblos y playas del pacífico mexicano pasó de 163 mil 725, en 2012, a 336 mil 904 en 2015. El año pasado 161 mil 890 colombianos fueron recibidos en los aeropuertos de Cancún y la Riviera Maya. En el mismo periodo llegaron a Ciudad de México 194 mil 954 colombianos, primer puesto en visitantes de Suramérica, según información del Sistema Integral de Operación Migratoria.
Además Venezuela tiene una buena oferta con Isla Margarita, Puerto Rico y República Dominicana, constantemente están especializando sus servicios con costos que son viables para turistas colombianos.
Y para no ir tan lejos, los empresarios colombianos diseñan estrategias con paquetes de viajes a precios muy favorables para los destinos dentro de Colombia, pero paralelamente tienen también precios competitivos para viajar a otros países que además trabajan intensamente en promoción.
Esta argumentación se sintetiza anotando que la intención de mejorar la calidad de los turistas no es descabellada, pero para hacerlo primero hay que hacer obras para cobrar justamente por lo que se ofrece y no al revés. En las tiendas no se puede cobrar con las estanterías vacías, hay que tener buen surtido para poder vender, esto es similar por lo tangible.