Increíble, pero cierto. Solo basta hacer un pequeño recorrido por el sector turístico y comercial para darse cuenta de una evidencia tan grande y tan a la vista como inconcebible. Taxis, motos y vehículos particulares se han tomado las calles y las aceras tomándolas como parqueaderos permanentes las veinticuatro horas del día. Taxis no recorren la ciudad, no hacen carreras a los barrios, no toman las calles céntricas para desplazar pasajeros, no van a San Luis ni a la Loma, menos a los barrios de la periferia.
Solamente van al aeropuerto a llevar a los turistas que así lo soliciten porque son carreras costosas y se encuentran por encima de las tarifas de la ciudad. Taxis se detienen en todas las avenidas
céntricas y las toman como parqueaderos permanentes, ellos no se mueven porque no van a gastar gasolina como si lo hace la mototaxi el único medio de transporte para la gente de la barriada popular que se desplaza desde los sectores populares al centro de la ciudad.
No entendemos como el gobierno se dedica con su Secretario de Tránsito a perseguir a los mototaxistas y les recorta el servicio entre nueve de la mañana y doce del medio día de una manera injustificable si tenemos en cuenta que no se tiene reemplazo alguno para tal servicio tan necesario como efectivo.
En ese espacio de tiempo y gracias a la desconsideración de una medida gubernamental la gente y sobre todo los más débiles ven limitado su desplazamiento al centro de la ciudad, a las diligencias importantes, a trabajar, a la compra de alimentos, o la cita al Hospital Departamental.
Por estos sectores populares jamás se observará un bus de transporte rbano porque estos exigen carreteras en buen estado y de estas se carece en la margen noroccidental de la isla, los taxis no gastan gasolina y siguen estacionados esperando solo turistas, y las busetas vans ya no existen.
Entonces ¿Qué hacemos señor Secretario con sus medidas restrictivas y absurdas?. Será seguir sufriendo porque esta gente sigue sorda, ciega y muda como una tapia, el pueblo no existe, mientras
tanto el espacio público se regala y a una parte de la población se le deja sin transporte.