También es la demencia: Con un total de cincuenta millones de pesos contaría la administración seccional para el tratamiento de los indigentes. Ellos hoy, los indigentes, se están tomando el sector turístico agobiando al visitante con sus peticiones de dinero y cualquier otra cosa que les llame la atención. Los turistas caminan despavoridos, y si están sentados en algún sitio pasan un tremendo susto porque muchas de estas personas ya presentan casos serios de demencia. Su agresividad es intimidante, y sus gritos atemorizan al que sea.
Esta es una situación de salud pública que merece la seria intervención de las autoridades para que no se presenten hacía adelante hechos realmente lamentables.
Varias fundaciones estarían dispuestas a acoger a estas personas para su tratamiento en el interior del país. Incluso, aquí en la isla de San Andrés, organizaciones religiosas estarían dispuestas a asumir el cuidado integral y profesional que requieren estas personas que son unas víctimas de sus propias circunstancias y el entorno, lo único que se requiere es un pequeño gesto humanitario. Hay recursos millonarios, que aún cuando son mínimos, podrían dar pié a una primera y urgente intervención.