Cada día más la política nos convence que más que el arte de gobernar es el arte de la hipocresía. Y ello ha quedado más remarcado por estos días de cierre de campañas e inscripciones de candidaturas con la explosión de desertores y sabaleos que han sufrido varias colectividades políticas, principalmente el Partido Liberal que es el campeón nacional de ese fenómeno.
Comenzando con el pastor Alberto Gordon May que tanto cuestionó el “robo de la primera elección a Gobernación del Departamento de su candidata Aury Guerrero Bowie por parte de las autoridades electorales a favor de Pedro Gallardo Forbes, por escasos 26 votos que incluso se pedían debían ser incinerados por irregularidades en una mesa. Ahora apoya la candidata de Gallardo, Susanie Davis Bryan.
El ex gobernador Álvaro Archbold Núñez que se rasgó las vestiduras cuando Everth Hawkins se le volteó al Gallardismo, ahora es el incondicional apoyo de su otrora pupilo.
El antiguo pupilo de Julio Gallardo, Freddy Herazo ahora se volvió liberal y abandonó a quien lo hizo dos veces diputado. El eterno candidato de la Alcaldía de Providencia Mark Taylor perdió esa aspiración dos veces por el Partido Liberal y como no le sonó la flauta con el Partido de sus convicciones, decidió competir una tercera vez pero ahora convertido en Conservador. Las fotos donde aparece de camisa roja compartiendo mantel rojo con la entonces candidata a Gobernación Aury Guerrero Bowie y ahora de camisa azul compartiendo manteles azul con la candidata Susanie Davis Bryan, es más que elocuente de la metamorfosis de este otro camaleón de la política criolla.
Lo peor de todo este triste espectáculo es que el Partido Liberal parece ser la cantera de las hipocresías y traiciones; de ahí salen todos o ahí se cocina todo.
De ahí salieron Mark Taylor, Álvaro Archbold Núñez, Alberto Gordon May, Everth Hawkins Sjogreen, Arlington Howard Herrera, Leroy Bent Archbold y ahí llegaron otros como Fredy Herazo; todos dicidentes hoy o con candidatos propios. El caso más asombroso por su veteranía, por su prolongada edad, por el prestigio y dividendos económicos que ganó con esa colectividad y por qué era visto como un “Patricio Liberal”, uno de viejo cuño, de trapo rojo, de corte lopista, es el sabaleo de don Juancho Gonzales Sistac.
Lo cierto es que todos estos han sido lo que son en materia política, han ganado poder, dinero y prestigio político por el Partido Liberal, pero en las primeras en las que sus intereses personales, sus ambiciones o sus caprichos no son representados en quienes hoy ostentan las banderas de esa colectividad, parten en busca de nuevos protagonismos electoreros.
El Partido Liberal sobre todo está quedando reducido a los escombros de un partido cuyos integrantes parecen no tener disciplina, parecen ser oportunistas a quienes al final de cuentas lo que parece importarles es el poder, y no el pueblo. Si les importara no apelarían a estas triquiñuelas, afanes, pretensiones, etc. El pueblo solo es el vehículo que los lleva a la toma del poder.














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