No hay soluciones, solo disculpas y el malestar sigue en el extremo oriental de la peatonal. La esquina conocida como Café Café, en el extremo oriental de la Peatonal de San Andrés, es constantemente ‘el centro’ de los olores nauseabundos que emanan de las alcantarillas y de los desagües de los hoteles y restaurantes. Para completar el lamentable panorama del importante lugar, el martes de esta semana, una mancha de aceite se extendió poniendo en peligro a los transeúntes, especialmente quienes se movilizaban en moto porque era fácil resbalar y accidentarse.
De inmediato hicieron presencia los funcionarios de Proactiva, con el fin de controlar el problema producto del manejo ineficiente de las trampas de grasa y los excesos a que son sometidos estos ductos.
Se culpaba del hecho al Hotel Lord Pierre, pero la gerente, Nancy Gutiérrez, rechazó el señalamiento y aseguró que nunca el establecimiento a su cargo ha dejado de limpiar las trampas de grasa y de hacer los mantenimientos necesarios.
Se ha hecho la consideración que el sector necesita de ampliación y adecuación del servicio de alcantarillado, porque ahora hay un mayor número de establecimientos comerciales y todos en general pagan altas cantidades para que se preste un servicio de desagües eficiente. La opinión generalizada es que no es posible que pagando elevadas sumas, deban tener todos los días el problema de turistas clientes quejándose por los malos olores.
La gerente de Proactiva, Elizabeth Young Sufís, hace algunos meses anunció acciones legales ante los tribunales contra quienes están infringiendo las normas y permiten por descuido y negligencia que se produzcan las saturaciones y con ellas malos olores y por ende “cometen un delito ambiental”, según sus propias palabras.
Pero continúan los rebosamientos de aguas negras que espantan a los turistas y residentes que transitan por el costado oriental de la peatonal de San Andrés por los olores fétidos, porque según ingenieros expertos, todo el malestar tiene origen en el diseño del alcantarillado para aguas residuales, pero que recibe además grasas, arenas, toallas y otros elementos sólidos que taponan la tubería y que vienen de restaurantes y hoteles que no cumplen a cabalidad con la norma de tener habilitadas las trampas de grasas y desarenadores.
Se tiene conocimiento que hay establecimientos que utilizan diluyentes o bacterias que licuan las grasas pero al llegar a la red exterior, al hacer contacto con el agua fría se solidifican, se vuelven prácticamente piedras y se unen con la arena y trapos para obstruir los tubos.
Se ha repetido que el mantenimiento de las trampas es responsabilidad del usuario y se les ha hecho seguimiento con el apoyo de Coralina y Secretaría de Salud pero a pesar del control hay quienes incumplen.
Hay falta de mantenimiento de las trampas que dependiendo a que está dedicado el inmueble y de las cantidades que se manejen producen cantidades considerables. Si es un restaurante se debe hacer mantenimiento cada quince días y esa actividad solo la cumplen algunos de los negocios del sector.