Las autoridades nicaragüenses han expresado su intención en renovar y modernizar su Fuerza Naval para resguardar el territorio marítimo otorgado por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, que definió los límites en el Caribe con Colombia, pese al recelo de Bogotá y Costa Rica.
Nicaragua ha considerado que necesita ocho nuevas patrulleras y que entre los astilleros visitados están los de Rusia, un antiguo aliado que durante el primer régimen sandinista (1979-1990) dotó de armamento soviético a las Fuerzas Armadas nicaragüenses.
«Vamos a buscar cómo renovar nuestras flotas allí», anunció esta semana a periodistas el jefe del Ejército de Nicaragua, general Julio César Avilés.
El jefe militar aseguró que se encuentran en pláticas, visitado astilleros, analizando posibilidades, costos, características táctico-técnicas de medios a adquirir, con el fin de aumentar la capacidad de «sostenernos más tiempo en esos mares» en el Caribe.
Explicó que la idea de modernizar su flota naval es garantizar la seguridad de embarcaciones pesqueras nicaragüenses y de otros países que, previa autorización de Nicaragua, faenen en esas aguas.
Avilés dijo, además, que necesitan modernizar la Fuerza Naval, porque es a la que corresponde controlar las vedas y la que estará a cargo de apoyar las misiones científicas de exploración a la Reserva de la Biosfera Seaflower en el Caribe.
El anuncio de Nicaragua fue visto con recelo por Colombia y con preocupación por Costa Rica. Un asesor de la Cancillería costarricense, Sergio Ugalde, afirmó que a su país le preocupa que Nicaragua compre patrulleras o fragatas a Rusia, porque rompería el balance de las fuerzas armadas en Centroamérica, según medios locales. El funcionario alegó que Nicaragua no necesita de barcos grandes, ni de guerras, para patrullar su mar.
Ante esa postura, el general Avilés pidió al gobierno de Costa Rica «velar por sus asuntos internos». «Ellos (Costa Rica) deberían de velar por sus asuntos internos y permitirnos a nosotros, los nicaragüenses, desde el punto de vista soberano, determinar qué es lo que tenemos que hacer», dijo Avilés en un acto público.
Por su lado, el ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, afirmó que su país respeta la soberanía de otros Estados pero advirtió de que a nadie se le debe ocurrir «meterse en el territorio colombiano», en alusión al anuncio de compra de armamento naval por parte de Nicaragua.
«Hay países en el continente que adquieren todo tipo de equipos, ofensivos, etcétera, y Colombia nunca termina interviniendo en esas decisiones; respetamos la soberanía de los demás países, pero que quede claro: que a nadie se le ocurra meterse en el territorio colombiano», subrayó Pinzón. «Que a nadie se le ocurra violar la soberanía colombiana», insistió el ministro, quien agregó tajante: «Eso, muy francamente, es el mensaje que cualquiera que esté interesado debe conocer».
La CIJ de La Haya dirimió el 19 de noviembre de 2012 un litigio marítimo entre Nicaragua y Colombia, y le otorgó al primero los derechos económicos sobre una zona que Bogotá calcula en 75.000 kilómetros cuadrados y el país centroamericano en más de 90.000 kilómetros cuadrados.
En el mismo fallo la Corte dejó en manos de Colombia siete cayos del archipiélago de San Andrés, cuyas islas mayores ya se habían concedido a esta nación en 2007, aunque dos de los islotes quedaron enclavados en aguas centroamericanas.
Nicaragua sostiene que desde noviembre pasado ha ejercido soberanía en las áreas cuyos derechos le fueron «restituidos» por la Corte y cuya sentencia es «invariable», según han dicho las autoridades nicaragüenses.
Este país centroamericano no compra medios marítimos desde hace 13 años, según las Fuerzas Armadas.La Fuerza Naval nicaragüense tiene en el Caribe tres barcos guardacostas, lanchas rápidas y naves de rescate, sin que las autoridades precisen la cantidad. Tomado de La Prensa de Nicaragua