(Fotos cortesía Denis Molina.) En cualquier punto de la isla se ha vuelto una rutina común ver convertidos en leña, arboles que antes daban sombra y contribuían al oxigeno de nuestro medio ambiente, por cuenta de la tala a que son sometidos por organismos de control, contratistas o particulares, pero con autorización de la corporación Coralina.
Desde la Gobernación, el Cuerpo de Bomberos, los contratistas del Departamento y otros organismos de socorro y particulares, en los últimos meses han adelantado tala de árboles que hacían parte del ornato y el medio ambiente en separadores viales, parqueaderos públicos y zonas públicas o predios particulares, la carrera desenfrenada de tala en la ciudad parece contar con una especie de afán desmedido por el progreso que convierte cada día más en un desierto de cemento, la zona urbana de la ciudad.
En el separador de la Newball, de la Avenida Colon, frente al Aeropuerto, etc., es común ver todos los días como son cortados por la mitad y convertidos en leña algunos cocoteros y árboles frondosos y de gran follaje.
Las razones técnicas de la autoridad ambiental contrastan con el sentido común de los transeúntes: “porque cortar un árbol que da sombra para plantar en su sitio una matica que si acaso sobrevive, solo dará oxigeno y sombra en unos 10 años?”.
Esta redacción se comunicó telefónicamente con Coralina donde una funcionaria afirmó que la tala de árboles que se está realizando en la isla en diferentes puntos, tiene sus permisos. Las autorizaciones fueron entregadas a diferentes empresas como Sopesa, Proactiva, entre otras quienes presentaron solicitudes anticipadas y que además se comprometieron a sembrar nuevos árboles que proporcionen sombra.