Por: Daniel Newball H.
El manejo del idioma inglés, que con su acento creole se ha convertido en uno de nuestros tesoros más valiosos, está en las puertas de convertirse en un tesoro hurtado y bien manejado por parte de nuestros coterráneos de habla hispana que durante décadas miramos de forma despectiva llamándolos “pañas”.
De hecho, según el Índice de Competitividad 2014 presentado por la Universidad del Rosario y el Consejo Privado de Competitividad; San Andrés y Providencia lidera el dominio del segundo idioma en el país con un 22,05 por ciento; seguido por Bogotá con un 13,28; Atlántico con un 8,05 y Santander con un 6,85.
Por otra parte, cinco departamentos del país se encuentran ubicados alrededor del 0 por ciento, es el caso de Guaviare con 0,87; Amazonas y Chocó con 0,66; Vaupés con 0,63 y Vichada que registra el porcentaje más bajo con un 0.00.
El ranking que se mide por los porcentajes de estudiantes que obtienen nivel B1 o B+ en la prueba de inglés del Saber 11 también deja a 15 de los 32 departamentos del país en cifras por debajo del seis por ciento en el dominio del segundo idioma.
En el Departamento Archipiélago se viene realizando programas de ‘Inmersión en Inglés’, adelantado en conjunto por la Universidad Nacional, el Infotep y el Sena, mediante el cual unos 300 docentes provenientes de diversas regiones del país perfeccionan sus conocimientos y competitividades en dicho idioma conviviendo con personas raizales.
Esto es importante teniendo en cuenta que ya se lograron importantes avances con el Gobierno Nacional y la empresa privada sobre el atesoramiento que del idioma inglés han tenido los raizales de forma ancestral, pese a que existen algunos accidentes gramaticales que deben corregirse con un proceso de fundamentación desde los colegios y escuelas.
Y precisamente aquí es donde viene el problema. Muchos son los colegios que aún no se han apersonado de empezar la formación de forma obligatoria en dos idiomas, muchos alegan no contar con el personal suficiente para poder realizar este proceso.
De hecho, desde el Gobierno Departamental se ventiló la posibilidad de poder traer docentes foráneos para poder dictar la cátedra en los establecimientos educativos locales, un anunció que despertó la indignación de muchos ya que de pasar a ser una región con el dominio del idioma ahora somos una región que carece de ellos.
Y es que la verdad está clara cuando observamos que para muchos profesionales que dominan los conocimientos adquiridos en el idioma inglés no es atractivo poder laborar en el sector educativo ya sea por los bajos sueldos y los contratos onerosos que se pueden adquirir trabajando en el sector privado como las pocas garantías de seguridad que se ofrecen ya que existen colegios que se han convertido en unos auténticos reformatorios penitenciarios.
Que sea este un capítulo aparte para denunciar que en los colegios los estudiantes, al ver que ya no se puede reprobar un año escolar, son temerarios ante cualquier amenaza o advertencia lanzada por un docente si no cumplen con sus tareas diarias asignadas.
Hoy por hoy, no existe escuela que no cuente entre su plan de estudio con algunas horas de inglés. De hecho, esa cantidad de horas se fue incrementando con los años y hasta se ha disminuido la edad en el que se les comienza a enseñar a los chicos este idioma.
Si hasta es muy común que los más niños, en edad de jardín que ya comiencen a aprender algunas palabras en inglés, incluso, algunas instituciones, ya incorporan más de un idioma en sus planes de estudio, un tema que no es casual ni algo totalmente inevitable si tenemos en cuenta que además de en EEUU e Inglaterra, en más de 40 países se utiliza como idioma oficial y otros 40 como idioma alternativo.
Cuando hablamos de chicos en edad escolar, la idea es que los idiomas tomen la misma importancia y necesidad que cualquier otra materia. Cuando nos referimos a personas más adultas, el consejo es comenzar, o en caso de que ya cuenten con una base, perfeccionar un segundo idioma.
Pero si no sembramos semillas desde la creación de cátedras permanentes del idioma para conservarlo en los niños en las Islas es muy probable que este tesoro se vaya desapareciendo, un tesoro que bien puede ser tomado por niños de otras regiones restándonos competitividad laboral.