Con valiosos aportes a la ciencia terminó la travesía de marinos, científicos e investigadores de 11 entidades a fin de fortalecer la gestión de conocimiento integral a favor de la Reserva de Biosfera de Seaflower.
La Armada Nacional, la Comisión Colombiana del Océano – CCO, la Dirección General Marítima – Dimar y la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina – Coralina fueron los encargados de articular y coordinar la participación activa de siete instituciones públicas y privadas.
La expedición inicio el 15 de septiembre con el zarpe en la ciudad de Cartagena, a bordo de un buque de la Armada Nacional con el proyecto de observación de mamíferos, aves y reptiles, por parte de la Fundación Omacha.
Durante 15 días las siete instituciones públicas y privadas – Universidad de Antioquia en alianza con la Universidad CES, las Fundaciones Omacha y Ecomares, la Universidad Nacional sede Caribe, la Universidad Javeriana de Cali y la Universidad de los Andes – realizaron la exploración bajo las líneas de investigación de ecología insular y conectividad arrecifal, biodiversidad de especies, monitoreo de recursos estratégicos, oceanografía (batimetría) y especies introducidas.
Así mismo la Dirección General Marítima realizó un importante trabajo en la actualización de las cartas existentes de los canales de acceso del puerto de San Andrés y Providencia garantizando el desarrollo seguro de las actividades marítimas.
En esta ocasión la mayor cantidad de proyectos presentados se enfocaron en el estudio de la Isla Cayo Roncador, donde los investigadores permanecieron durante 15 días permitiendo de esta manera una amplia exploración.
La Armada Nacional participó activamente con los Infantes de Marina del Puesto de Mando Avanzado “Isla Cayo Roncador” y personal de Guardacostas de San Andrés, quienes apoyaron el desarrollo de las actividades de campo de los proyectos de investigación desarrollados.
De forma preliminar se han podido establecer algunos alcances de las investigaciones, así:
Luego que los científicos realizaran una exhaustiva observación al estado de la cobertura vegetal de la reserva, se planteó la necesidad de realizar planes de mitigación con el propósito de realizar procesos de revegetalizacion, es importante destacar que este lugar es elegido por cientos de especies para realizar su ciclo de reproducción, como es el caso de las tortugas en vía de extinción caguama y carey, quienes de forma periódica se multiplican en la reserva y durante la expedición fue testigo del nacimiento de aproximadamente 388 individuos de estas especies.
Así mismo durante el lapso de las investigaciones los biólogos observaron gran presencia de mamíferos marinos como los delfines nariz de botella, quienes recorren las aguas de la zona, durante la expedición se listaron 151 especies de peces lo cual eleva a 177 las especies conocidas para la Isla Cayo Roncador.
“Tuvimos la maravillosa experiencia de presenciar el desove de corales blandos, en una fecha diferente a la esperada por los investigadores, lo que fue un gran hallazgo pues a partir de allí se puede mejorar el control de esta importante especie” manifestó la Teniente de Navío Rosny Carranza, una de las coordinadoras de la expedición.
Mientras en las profundidades del agua de las islas del Norte los organismos existentes generan más vida, por los cielos del lugar se detectaron especies de aves migratorias boreales, quienes arriban a la Isla Roncador para realizar una parada corta en su tránsito de migración.
A fin de realizar la comparación de la diversidad ecológica y funcional de macroalgas, poliquetos, decápodos y larvas de bivalvos existentes en estas islas oceánicas colombianas y continentales se recolectaron muestras de arena, algas y organismos que serán sometidas a diversos estudios.
Sea Flower, patrimonio de la humanidad
Con una extensión de más de 180.000 kilómetros de área marina, la reserva “Sea Flower” es el hábitat de más de 400 especies de corales duros y blandos, reptiles, aves, medusas, moluscos, crustáceos, y peces; y de innumerables riquezas naturales, declaradas como tal por Unesco en 2000 como Patrimonio de la humanidad.
Las principales funciones de esta reserva es la conservación de los paisajes, los ecosistemas, las especies y la variación genética; el fomento del desarrollo económico y humano sostenible y sustentable desde los puntos de vista sociocultural y ecológico; y el apoyo logístico a proyectos de demostración, educación y capacitación sobre medio ambiente, y de investigación y observación permanente en relación con cuestiones locales, regionales, nacionales y mundiales de conservación y desarrollo sostenible.