El crimen perpetrado hace ocho días por un sicario a plena luz del día, en la más emblemática vía de San Andrés, y cometido contra un reconocido comerciante de las islas es la máxima demostración de que el crimen organizado ha desafiado la eficacia de la Policia Nacional en su misión de garantizar la seguridad ciudadana en el territorio del archipiélago.
Con este homicidio queda en claro que en San Andrés, nadie, absolutamente nadie está seguro frente al accionar de las bandas criminales (Bacrim). Y no es para menos. El crimen ocurrió a una cuadra del Comando de Policia y a dos de la Gobernación del Departamento, a las 12:20 del medio día, una hora a la que por ese lugar transitan numerosos agentes del orden que buscan a esa hora los restaurantes de la zona donde tomar su almuerzo. Incluso, el restaurante del frente donde ocurrieron los hechos es bastante frecuentado por agentes de Policia a esa hora.
No en vano, los gritos indignados de algunos ciudadanos, a los pocos minutos de haber ocurrido el execrable crimen, fue que “el próximo crimen será allá dentro del Comando”.
Además la zona es bastante concurrida y transitada, además de los comensales que frecuentan la zona, por los numerosos padres de familia que a esa hora pasan por el sitio a llevar o recoger sus hijos a los diferentes colegios y en donde la Avenida 20 de Julio se convierte en el principal corredor vial que conecta la mayoría de establecimientos académicos.
A ello se debe sumar que el crimen ocurrido en el corazón de la ciudad fue perpetrado contra una persona apreciada en las islas y reconocida por su condición de ex gerente de una cadena noticiosa de radio (RCN Radio), de la empresa Postobon, Panificadora del Caribe y de Portofino Gas Company, empresas emblemáticas de las islas, y miembro de una distinguida familia.
Además que el sicario; un joven de menos de 25 años, llegó a su víctima con toda la frialdad, disparó delante de personas que lo atendían y frente a las cámaras de vigilancia en el interior de un establecimiento comercial, y salió fríamente y se perdió con tanta facilidad en una motocicleta que lo esperaba en la calle de Las Proveedoras, no sin antes hacer disparos al aire, al mejor estilo del Viejo Oeste. El desafío criminal es evidente, ahora corresponde a las autoridades del orden desafiar a los criminales restableciendo la seguridad ciudadana que se ha perdido y que tiene a la Policia por estos días como una entidad sin mayor prestigio ni credibilidad.