Por Víctor Andres Henao L / Los males que aquejan a San Andres no son del todo culpa del Gobierno, un pueblo con más del 80% de abstención en un proceso electoral no es un pueblo con autoridad moral para exigir a sus gobernantes, en este paraíso de sacrificios, escases y servicios públicos precarios lo que más nos amañaba era su mar, sus hermosos paisajes, la tranquilidad y la paz, hoy la tranquilidad y la paz no son activos que podamos disfrutar.
Hace años permitimos y fuimos cómplices silenciosos del narcotráfico, de hecho se convirtió en una cultura de vida en donde más que despreciarla, la aplaudimos y nos acostumbramos a convivir con ese flagelo porque nos beneficiaba de alguna forma o simplemente no nos afectaba directamente, los mismos narcos (amigos, vecinos, paisanos etc.) se encargaron de traer las Bacrim a la isla para su protección y como medida de acabar con sus competidores, las autoridades se permearon y empezaron a ser parte del negocio al punto en que más de 50 policías resultaron involucrados en narcotráfico entre los años 2010 y 2011, vemos los casos de sicariato con morbo sensacionalista y averiguamos detalles de la forma en la que acribillaban a las víctimas buscando fotos amarillistas pero nadie se preocupaba por el sufrimiento de la familia del asesinado.
No nos hemos dado cuenta que todos los sanadresanos estamos estigmatizados como narcotraficantes, así lo siento cuando al abordar un avión hacia San Andres desde cualquier aeropuerto del país tengo que exponerme a varias requisas de mi cuerpo y equipaje, igual sucede al traer cualquier articulo por correo y ni se diga de la carga de nuestros negocios que sufre de la revisión intrusiva y dañina de la Policía Antinarcóticos.
Considero que no hay en Colombia un Departamento más fácil de gobernar que San Andres y Providencia en donde los ciudadanos no reclamamos por el mejoramiento de nuestras condiciones y calidad de vida, las autoridades son flojas, débiles y permisivas al momento de hacer cumplir la ley pero el pueblo calla y no exige, las empresas prestadoras de servicios públicos son inoperantes y abusivas, hoy sufrimos más racionamientos de energía que hace 20 años y con las idas y venidas diarias del servicio se dañan los electrodomésticos y no se ven reflejados los cortes en los recibos de cobro, el acueducto y alcantarillado se cobran sin medición y se inventan valores y consumos inexistentes, el servicio de acueducto no es constante, la salud lleva años en cuidados intensivos, siendo atendida por un sistema que no se conduele de la realidad de las necesidades del Departamento en esa materia.
La Policía se dedica a hacer retenes y controlar el parqueo en el Centro, no son capaces hacer silenciar un pickup, de inmovilizar a un desconsiderado que pasa haciendo one Wheel atentando contra los peatones, no ejerce control del tránsito o peor aún, no logra capturar a un sicario en 27 kms cuadrados de extensión que tiene el Departamento, cada vez vemos más policías y más impunidad, hay edificios enteros donde se hospedan y restringen el parqueo a particulares para ellos poder hacer uso de esos espacios públicos incrementando el problema de falta de sitios de parqueo, en San Andres hemos adquirido la capacidad de solucionar nuestros problemas de manera individual y resignarnos a convivir con aquellos que requieren más esfuerzo o gestión colectiva, nadie piensa en común, nadie exige, nadie colabora, nadie respeta las normas mínimas de convivencia ciudadana, nadie se preocupa por dejar la isla mejor que como la encontró.
Los raizales radicales se empeñan en discriminar y desconocer la igualdad de derechos de los pañas que hemos nacido en el archipiélago o venimos de varias generaciones de nacidos aquí, vivimos un conflicto racial y étnico que nadie tiene la valentía de afrontar para avanzar en su solución y que constituye la base de la desigualdad económica y social además de que no permite que se tomen medidas de preservación de la cultura, fortalecimiento de los valores ciudadanos y medidas sociales y económicas para mejorar la calidad de vida de todos los que aquí habitamos.
Tanto los “pañas” como los raizales nos sentimos desplazados en nuestra propia tierra, así se le denomina al lugar donde se nace, se crece, se vive, se construye y se aporta de alguna manera al bienestar de la comunidad, no tenemos la sensatez de sentarnos a la misma mesa a identificar los problemas comunes para adoptar las medidas y compromisos que los puedan solucionar, la oficina de la OCCRE se ha convertido en una entidad discriminatoria que ha hecho más grande la brecha entre raizales, pañas y residentes, es inoperante y negligente y se desgasta persiguiendo a los pocos irracionales que creen que inmigrar de manera ilegal a San Andres les va a solucionar sus problemas de vida. Ni la OCCRE ni la Secretaria de Salud tienen en cuenta los desbordados niveles de natalidad y la falta de recursos, oportunidades, servicios y valores en los hogares de algunos sectores vulnerables, no se toman medidas para mitigar los problemas ya existentes de sobrepoblación de los habitantes con derechos legítimos para vivir en el Archipiélago, el comercio liderado en su mayoría por nosotros los “pañas” no vemos más allá de nuestros propios intereses económicos y no asumimos la responsabilidad social de liderar los sectores productivos para mejorar las oportunidades y la oferta de trabajo, nos conformamos con suplir la falta de presencia del estado para apoyar el deporte y las entidades sin ánimo de lucro que velan por el bienestar de los ancianos y niños desfavorecidos.
Los grandes problemas que generan la falta de oportunidades para las nuevas generaciones, la falta de valores y conciencia ciudadana no han sido atendidos de manera asertiva por los gobernantes. En fin hoy más q nunca y con la noticia del asesinato de un buen amigo, uno de lo que nos hacía más alegre la existencia, me siento más decepcionado de lo poco q aporto para que San Andres sea un mejor lugar para vivir.