Por: Daniel Newball H.
Como un grito de aleluya aparece en tiempos cuando la explotación y abuso del hombre contra el hombre la Ley 1620 de 2013, que sanciona penalmente el acoso y el matoneo entre alumnos tanto en colegios como en otros espacios de convivencia pública.
Las cifras son preocupantes. La propia Ministra de Educación, María Fernanda Campo, reveló en días pasados las cifras de la Encuesta de Deserción Nacional en el sistema educativo en el último año.
El estudio mostró que 13% de los niños y jóvenes que abandonaron el colegio fueron víctimas del maltrato por parte de sus compañeros o de algún docente, y 15% obedece a razones de conflicto armado.
De acuerdo con la ministra, el matoneo y el ciber-acoso escolar son unas de las prácticas más frecuentes que se dan entre estudiantes. Ambas consisten en la intimidación, humillación o incitaciones a la violencia de un estudiante contra otro y se manifiestan a través del hostigamiento fuera o dentro del aula, así como en las redes sociales.
Ese humilde servidor, quien ha sido una víctima infame del matoneo miserable por parte de sus contradictores, no solo puede expresar que ha encontrado la redención en el trabajo esforzado y diligente sino en la inagotable y majestuosa misericordia del Señor Jesucristo.
La estrategia del matoneador es hacerte sentir solo, que no tienes amigos y que la única salida que tienes es someterte a su juego de manipulación y poder, un juego que finaliza en el momento que tomas la decisión de apartarte, sin concesiones y sin temor a las consecuencias, de su manto de influencia.
En la continuidad de su juego psicopático de manipulación y poder pretenden llegar a la edad adulta afirmando y diciendo a voz en cuello que son tus “amigos” y conciertan estratagemas para poder involucrarse, incluso, en tus espacios sociales, laborales y hasta religiosos para luego, después de incubarse, puedan continuar con su juego de psico-terror sublimando, de paso, su condición de inferioridad.
Y para muestra de lo que expreso, recientemente una recua de coprófagos burócratas advenedizos, con la falacia de expresar que son mis “amigos”, pretendieron continuar con una innocua campaña de desprestigio en mi contra tratando de convencer de manera infructuosa a mis empleadores de una presunta información falsa publicada en este semanario, con el desconocimiento de que, por un lado, no son, fueron, ni serán mis “amigos” y que, por otro lado, cuento con el mero respaldo de mis empleadores en la labor profesional y seria que he venido ejerciendo en esta casa editorial.
En este proceso por lograr mermar la autoestima del individuo debo confesar que la peor parte la llevan las jovencitas, víctimas infames de sátrapas advenedizos vestidos de mediocres burócratas oficiales y magnates del crimen organizado convertidos en animales pedófilos hambrientos por satisfacer sus necesidades fisiológicas de apareamiento, idolatrando hasta el hastío al prójimo con sus “trofeos corporales” y colocando en un altar de perversión y demencia sus apetitos sexuales.
No terminan su proceso de formación académica cuando ya están siendo asediados por la atmosfera de pobreza y escasez en la que viven combinados con la forma impotente como observan los logros meteóricos de sus amigas que consiguen prosperidad rápida mediante este procedimiento.
Al sancionar la Ley de Convivencia Escolar, el Presidente Juan Manuel Santos indicó que al Gobierno le preocupa las cifras que se están registrando sobre embarazo en mujeres adolescentesy por eso señaló que se debe hacer un esfuerzo especial para prevenir que más adolescentes abandonen sus estudios por esa causa y para que, además, no sean víctimas de violencia escolar o sexual.
El Presidente Santos afirma que el proceso debe manejarse desde cuatro frentes fundamentales como la creación de una hoja de la ruta para la atención integral que define un mapa que se debe poner en marcha cada vez que se presenta una situación de violencia escolar y sexual o cada vez que se vulneren sus derechos, la orientación escolar para la convivencia por medio de los orientadores, la atención en salud metal que será prioritaria para los niños y las familias que hayan sido víctimas de violencia escolar o de la vulneración de sus derechos sexuales o reproductivos y un sistema unificado de información que permitirá detectar y seguir los casos de violencia escolar, que funcionará como una especie de observatorio para determinar dónde y cómo se están vulnerando los derechos de los niños en los colegios.
El matoneo es para siempre y la única forma de cortar esa cadena es afrontándolo con seriedad, reconociendo que tenemos un problema, acudiendo a las autoridades y ejerciendo nuestros derechos.
De lo contrario, de víctimas podremos convertirnos en victimarios en un juego demencial orquestado por personas llevadas por la frustración hereditaria y genética acusando al mundo de no darles lo que demandan y del cual no debemos permitir que nos arrastren al infierno donde nos pretenden llevar por mero egoísmo y mezquindad.