Lo de Casanare nos conmovió a todos y a los artistas desde luego que los sensibilizó, como se verá más adelante. Infortunadamente en Colombia se pasó de los lamentos de los ambientalistas, que nadie escuchó, a la realidad de los ríos secos, agotados, convertidos en basureros.
Ya los ríos no existen, solo hay cicatrices de lo que fueron, ya no queda sino el recuerdo de los ‘Espejos tembladores, de aguas fugitivas, que iban retratando amores y bellos recuerdos que deja la vida’, como dice la canción de Jorge Villamil y como lo recrea su tocayo Jorge Vélez con este cuento poema escrito en San Andrés.
¿A dónde fue a dar el río que en éste cauce vivía..?
Por Jorge Vélez.
¿Para dónde se fue el río que en éste cauce vivía…?
¿Qué pasó con él…? ¿Qué le hicieron?
Cuando yo estaba chiquito
Él tenía cientos de años de hacer felices a todos. ¿Sería que se murió
De lo que llaman vejez? ¡Joder! Yo voy para los setenta.
Recuerdo el primer susto que me pegó, cuando intenté atravesar a la otra orilla;
Me arrastró casi tres cuadras; faltó medio litro de agua para perder el sentido.
No era mi día. La tunda que me gané, por parte de mi papá
y mi mamá, fue estupenda. Lo hicieron del puro susto y con toda la
razón: uno ahogado se ve muy triste, como pensando.
Aprendí a respetarlo, y a soñar despierto mientras lo oía pasar,
y nos hicimos amigos, y era tanta su bondad que en nuestro hogar
nunca nos faltó el pescado ni el agua para la siembra,
para los animalitos, la cocina y lo demás.
¿A dónde lo llevarían…? ¿Quiénes lo harían…?
¡Qué silencio! Se llevaron sus murmullos; dejaron al lecho
y a sus riberas a merced del viento; como un cadáver expuesto al sol.
¡Uf! ¡Qué calor hace! No hay una nube en el cielo
ni un árbol que aporte sombra, ni siquiera sus raíces…
Aquí quedaron, cuando partí, hace treinta años,
en busca del tal progreso, enormes ceibas celosas;
Almendros amancebados, sinuosas araucarias;
insondables pastizales, aves de toda especie,
y ésa tranquilidad del alma que uno pierde.
cuando vive en el progreso del mal llamado¨ oro negro¨.
¡Oh hermoso río de cristalinas necesidades ¡
¿Quién de todos los seres o las plantas, que por ti vivían,
se ganó el premio mayor: tu última gota de agua…?
Muero de sed… Quién lo creyera..
Lo que Que nos perdemos al vivir en el ¨progreso¨ del Oro negro.
¡Qué pesar! ¡Qué necios fuimos!
¡Oh, mi bello y cristalino río de cantarinas verdades!
¿A qué lugar te han llevado…?
¿Quién, de todos los seres y las plantas, que por ti vivían, se
ganó el premio mayor, tu última gota de agua..? ¿Quién?
Muero de sed. ! Quién lo creyera! Como el pirata: sentado
sobre el tesoro.