Actuar con cabeza caliente le puede cambiar la vida a cualquiera.
Y eso parece haberle ocurrido al funcionario de Migración Colombia que por alguna razón se «salió de quicio» y reaccionó de manera intolerante y en forma injustificada agredió a un viajero que ingresó por el aeropuerto El Dorado de Bogotá.
No sólo por su condición de servidor público que quedó sometido al escarnio público, puesto en la Picota pública de las redes sociales y los medios de prensa, arruinó su carrera y ahora quedó sometido a investigaciones disciplinarias de Control Interno de Migración Colombia y la Procuraduría, con una posible sanción laboral o pérdida de su empleo, en pleno fin de año.
El episodio sirve de lección no sólo para los servidores públicos, sino también para los ciudadanos de a pie. Ya que el «Gran Hermano» te vigila, y gracias a la tecnología de las comunicaciones, hoy existe una cámara en cualquier lado observando y vigilando cada acto de nuestra conducta, hay que obrar con mayor cuidado y tolerancia para no quedar en evidencia y viralizado.
