La intolerancia es un término que en San Andrés, se escucha con más frecuencia de lo que se quisiera y entonces los psicólogos, las autoridades y toda la ciudadanía, se preocupa no solo de que ocurra tan a menudo sino porque además, cualquiera puede ser víctima o generador de violencia precisamente por culpa de la intolerancia.
Durante la Semana Santa que terminó recientemente, ocurrieron en el archipiélago hechos ligados profundamente a ese comportamiento irracional que no encuentra otra vía de expresión como no sea la utilización de la violencia física o verbal, golpeando, disparando, acuchillando u ofendiendo y denigrando en violación de los derechos de los demás e invitando que se originen reacciones igualmente irresponsables con la vida propia y ajena.
La intolerancia que dejó luto y dolor en San Andrés se generó por el odio en el que se convierte el amor que con el paso del tiempo se va convirtiendo en un sentimiento en el que la pareja es una especie de ‘propiedad privada’. Entonces vienen los celos los reproches y después de que las conductas de las parejas se deterioran al punto de perderse el respeto y tras un leve alegato se sube el tono hasta llegar a los gritos y a las ofensas y de ahí al cumplimiento de amenazas que, entre exesposos parece que fuera una utopía, pero que por los grados de ira se convierten en mortales y dolorosas realidades que arrastran en la tragedia con familiares y amigos.
Pero ahí no para el fenómeno de intolerancia que se vive en esta región, hay más y brotan de actitudes sociales, políticas, económicas o culturales, no de otra manera se explica que haya personas que ataquen a su prójimo con ofensas como: ‘negro’, ‘paña’, ‘champetudo’, entre otros, en clara manifestación de intolerancia por heterofobia que es la exclusión del diferente o etnocentrismo que es la consideración de superioridad cultural o étnico de un grupo frente a otros.
El tema es como para abrir un debate sano y juicioso por parte de los diferentes estamentos del archipiélago que tienda a mejorar el entendimiento razonable entre nativos raizales, residentes y turistas porque estos últimos también son generadores y víctimas de intolerancia.
Hay que trazar un ‘corta fuegos’ inteligente para exterminar las dinámicas de discriminación, marginación o violencia hacia personas o colectivos solo por ser ‘diferentes’, de ‘otro color’, de ‘otra cultura’, pobres o ricos porque por encima de cualquier circunstancia y en favor de la actual y futuras generaciones se deben evitar los ataques físicos, las ofensas y sembrar por el contrario la idea de que la verdadera felicidad se consigue aceptando al prójimo tal como es para que a la vez nos acepten a cada uno de nosotros. La paz fundamental es pacificarse.














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