Por César Pizarro B
La Semana Mayor, o Semana Santa había transcurrido sin mucha trascendencia más allá de la ritualidad católica en completa normalidad hasta el miércoles Santo.
Pero fue el día jueves cuando comenzó con bastante intensidad la Semana de Pasión y muerte que celebra el mundo Católico en conmemoración por los padecimientos que hace 2014 años sufrió Jesús de Nazaret, el hijo de Dios tras ser crucificado en tiempos de Poncio Pilato.
Ese Jueves Santo el mundo amaneció con la triste noticia de la muerte en un accidente de tránsito del legendario salsero portorriqueño, Cheo Feliciano. Las primeras noticias daban cuenta de un día santo trágico, pero el mundo no suponía que no sería el cantante de Ana Caona, el único famoso que se despediría de este mundo en la Semana Mayor.
El jueves que comenzó enlutado por el trágico accidente de automóvil en San Juan, a bordo de un Jaguar a gran velocidad que chocó violentamente contra un poste, acabando la vida del músico boricua que no portaba cinturón de seguridad, concluyó con una noticia igual de devastadora y luctuosa a la sorpresiva partida de “Cheo”; la inminente muerte de Gabo.
Aquejado por un cáncer linfático que lo venía afectado hace más de quince años, el nobel colombiano había agravado su salud en las dos últimas semanas hasta el punto que tras nueve días de hospitalización, sus médicos y familiares decidieron devolverlo a su residencia de ciudad de México para que convaleciera sus últimos días en casa, dada la inminencia de un desenlace fatal aunque el presidente Juan Manuel Santos se esforzaba por desmentir las revelaciones que la prensa mexicana había advertido días antes sobre la suerte de Gabo.
Su fallecimiento opacó por completo la tempranera muerte de Feliciano, que de inmediato desapareció de los titulares de prensa que en la madrugada habían despertado al mundo de la música. Además vino la pasión de esta Semana Santas cuando la representante a la Cámara por Bogotá, del partido Centro Democrático de Álvaro Uribe, María Fernanda Cabal mandó “al Infierno” a Gabo junto a su incondicional amigo Fidel Castro a quien además las redes sociales “mataron” el domingo de resurrección.
El comentario de Cabal desató la ira de los “gabologos” y encendió el debate sobre las “amistades peligrosas” del nobel colombiano, a quien no le perdonan su cercanía con grupos subversivos y con personajes y regímenes como el Castrismo y el Chavismo.
El viernes Santo, con la noticia de la muerte de dos grandes exponentes de las artes latinoamericanas y mientras el mundo cristiano conmemoraba la muerte de Jesucristo, sobrevino también por cáncer, la muerte del ex ministro de Transporte Andrés Uriel Gallego, muy cercano al ex presidente y senador Álvaro Uribe Vélez.
El sábado de Gloria nos sorprendió en nuestra familia la muerte del abuelo; Juan Barcasnegras Ruiz, padre de mi señora madre partía a sus 89 años de edad tras sufrir algunos padecimientos propios de su edad.
Mi abuelo era un negro robusto que forjó sus manos en la laboriosidad de su trabajo de agricultor que me recuerda mucho al “Negro” Alejo Duran, y quien al igual que el legendario Rey Vallenato, fue un virtuoso de la música, interpretando el clarinete en la muy popular Banda 20 de Julio de Repelón, de donde fue originario. Paz en la tumba de un gran hombre del que se derivó toda una estirpe de músicos y labradores del campo, del que mi árbol genealógico también se deriva.