Por: Daniel Newball H.
Para nadie puede ser ajeno el que ya estamos en una era donde los débiles están siendo empoderados con el más completo despliegue informativo que les permite lograr competir en niveles de igualdad con aquellos que pensaron que para siempre iban a poder ejercer una posición dominante por su acceso a niveles desbordantes de riqueza y avances tecnológicos.
Durante años he estado escuchando sobre la forma como las mujeres han sido discriminadas desde todo punto de vista, desde el punto de vista laboral, personal, espiritual y educativo y la verdad es que en estos tiempos se ha alcanzado un nivel de empoderamiento por parte de las mujeres que hoy en día se podría decir que continuar con un discurso discriminativo es casi un despropósito.
Sin embargo, es necesario ser constantes en el discurso de modo que, en lugar de una revolución de empoderamiento, se logre el respeto y la magnanimidad que toda mujer merece ejercer para lograr la paz que tanto buscamos.
Una mujer merece todo el respeto del mundo, el mismo respeto que merecen todos los seres vivos que existen en el mundo y que tienen los sentimientos y el raciocinio para poder desempeñarse como un ente con libre albedrío sin que sea sometido al maltrato que de forma arbitraria otra persona quiere ejercer.
Sin embargo, hemos visto como ciertas féminas, aprovechando su posición dominante, han venido abusando de ese poder que han venido ganando con una formación académica de alto nivel, ganando sueldos de siete cifras y respaldadas por una red de influencias que la ayudan a sostener una posición dominante de modo que puedan abusar de ella a su merced, demostrando de antemano que una mujer puede llegar a ser tan déspota como un hombre al estar en una posición de poder.
En el caso de la isla de San Andrés, una mujer a la hora de escoger una pareja sentimental se inclina por alguien que comparta con ella un proyecto de vida exitoso y que no la ponga a posición de tener que esforzarse mucho para poder subsistir.
Son personas que ya no están recluidas en una cocina preparando los alimentos ni haciendo oficio, ahora son mujeres que trabajan cómodamente en un espacio acondicionado, ganan salarios de siete cifras y hacen ejercicio al final del día en un gimnasio, practicando footing, artes marciales y otras técnicas de combate que las empodera a enfrentar a los golpes en el caso de que su hombre no cumple con sus mandatos de mujer codependiente llegando al punto de abusar de su postura aplicando todo el ejercicio de poder contra el hombre en privado y revelando la debilidad y vulnerabilidad física de una mujer en público en mero ejercicio de un juego de poder provocando un estrés postraumático permanente en su víctima.
Hace poco estuve viendo el célebre discurso de la actriz británica Emma Watson que es un fiel reflejo de que el discurso feminista ha cambiado y que las mujeres no son tan débiles a la hora de estar en una posición dominante y que es necesario que empecemos a ser más sensibles sobre la igualdad de género:
“He visto a hombres jóvenes que padecen una enfermedad mental y no se atreven a pedir ayuda por temor a parecer menos “machos”.
“De hecho, en el Reino Unido el suicidio es lo que más mata a los hombres de entre 20 y 49 años de edad, mucho más que los accidentes de tránsito, el cáncer o las enfermedades coronarias.
“He visto hombres que se han vuelto frágiles e inseguros por un sentido distorsionado de lo que es el éxito masculino. Los hombres tampoco gozan de los beneficios de la igualdad.
“Si los hombres no necesitaran ser agresivos para ser aceptados, las mujeres no se sentirían obligadas a ser sumisas. Si los hombres no tuvieran la necesidad de controlar, las mujeres no tendrían que ser controladas.
“Tanto los hombres como las mujeres deberían sentir que pueden ser sensibles, tanto los hombres como las mujeres deberían sentirse libres de ser fuertes. . .Ha llegado el momento de percibir el género como un espectro y no como dos conjuntos de ideales opuestos.
“Si dejamos de definirnos unos a otros por lo que no somos, y empezamos a definirnos por lo que sí somos, todas y todos podremos ser más libres, y es de esto que se trata ‘HeForShe’. Se trata de la libertad.”
Sensibilidad y respeto, ese es el paso que debemos dar en un país como el nuestro que busca la paz a través de la igualdad de género pese a los baches que pueden existir de abuso del hombre hacia la mujer.
Es hora de perder el temor a pedir respeto hacia aquellos quienes ejercen poder ya que las lecciones están dadas, la suerte constantemente está cambiando y tal y como diría Montesquieu en su teoría sobre la división de poderes, en toda magistratura se ha de compensar la magnitud del poder con la brevedad de la duración.