El expansionismo y las ofertas petroleras que hace Nicaragua en aguas que no le pertenecen son puntos en común en las relaciones que tienen Colombia y Costa Rica, dice canciller.
Por: Daniel Salgar Antolínez
El canciller costarricense, Enrique Castillo, dice que en los últimos tiempos su país ha sido víctima de tres agresiones expansionistas nicaragüenses. / Cortesía
Después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en un fallo emitido el 19 de noviembre del año pasado, entregara a Nicaragua una buena porción del mar Caribe antes perteneciente a Colombia, el presidente colombiano, Juan Manual Santos, dijo que la estrategia nicaragüense de ganar territorios a punta de demandas no amenaza sólo a Colombia, sino a otras naciones de la región.
Hay algunos hechos que lo ratifican. Esta semana, en la provincia costarricense de Guanacaste, se realizó una movilización en protesta contra el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, quien sugirió que podría acudir a la CIJ –donde ya tiene una disputa en curso contra San José– para “recuperar” el territorio guanacasteco. El canciller costarricense, Enrique Castillo, le dice a El Espectador que los ticos tomaron las palabras de Ortega como una afrenta y una muestra más de que Nicaragua aplica la “política del mal vecino”.
¿Por qué Costa Rica alega ser víctima del expansionismo nicaragüense?
Hemos sido víctimas de por lo menos tres agresiones en los últimos tiempos. La primera fue en octubre-noviembre de 2010, cuando los nicaragüenses invadieron y ocuparon militarmente una pequeña parte de nuestro territorio que llamamos Isla Portillos, en el noreste de Costa Rica. Ellos mantienen la zona ocupada, contraviniendo abiertamente las medidas provisorias que dictó la CIJ en marzo de 2011. Ya llevan más de dos años de estar ignorando las órdenes de la Corte.
Más recientemente, al igual que Colombia, a falta de un tratado de límites, Nicaragua ha pretendido fijar unilateralmente los límites marítimos y está ofreciendo bloques de territorio marítimo costarricense a compañías multinacionales petroleras para efectos de exploración y explotación. Y recientemente el presidente Daniel Ortega afirmó que la provincia del noroeste de Costa Rica, Guanacaste, que es un emporio de turismo, le pertenece a Nicaragua. Todas son manifestaciones concretas de la política expansionista de Nicaragua, que nosotros rechazamos abiertamente.
¿Lo de Isla Portillo sigue en curso en La Haya?
El juicio sigue en curso. La Corte acaba de reiterar hace un mes las medidas provisorias y ha manifestado su molestia y preocupación porque Nicaragua las desobedezca y porque tenga presencia civil en la zona en donde la Corte ordenó que los países se abstuvieran de tener gente. La propia Corte dijo que le preocupaba mucho la presencia de civiles nicaragüenses en la zona de exclusión, porque eso agravaba el riesgo de que la situación se deteriorara.
¿Qué espera el gobierno costarricense de ese fallo de La Haya?
Esperamos, por supuesto, salir victoriosos, aunque la fecha del fallo todavía está un poco lejana porque la Corte accedió a acumular nuestra demanda por la invasión de la Isla Portillos, a raíz de otra demanda que planteó infundadamente Nicaragua, por la construcción de una ruta fronteriza pero en territorio costarricense, en nuestro país. Recientemente, en la misma resolución en que la Corte ordenó a Nicaragua el deber de cumplir las medidas cautelares por la invasión, también le rechazó a Nicaragua medidas cautelares que había pedido contra la construcción de esta ruta. El litigio sigue aunque la Corte ha decidido acumularlo. Nos mantenemos confiados en la Corte y en el derecho internacional y tenemos nuestro compromiso de cumplir lo que la Corte resuelva.
Hasta la presidenta costarricense, Laura Chinchilla, asistió a las manifestaciones en Guanacaste contra Ortega. ¿A qué se debió esa movilización?
Hace unos días, Ortega declaró en una reunión de plaza pública, literalmente, que Guanacaste le pertenece a Nicaragua. La actitud nuestra es un firme rechazo a esas manifestaciones. Nos parecen ofensivas y lo que ocurrió el jueves fue que el pueblo guanacasteco manifestó públicamente el repudio a esas expresiones de Ortega.
La historia dice que Guanacaste se anexó de manera voluntaria a Costa Rica en 1824. Y en todo caso, antes de la anexión no pertenecía a Nicaragua. Es decir que Ortega está enredando la historia para decir que Costa Rica despojó a Nicaragua de lo que en ese tiempo se llamaba el partido de Nicoya, y eso es falso. En el momento en que los guanacastecos optaron por anexarse a Costa Rica, esa región no pertenecía a Nicaragua. Luego, en 1858, Costa Rica y Nicaragua firmaron un tratado de límites en donde Nicaragua reconoció la pertenencia de Guanacaste a Costa Rica, de manera que siglo y medio después se generan estas manifestaciones infundadas históricamente.
¿Qué otras tensiones han surgido últimamente con los nicaragüenses?
La oferta de bloques petroleros que hace Nicaragua en aguas que no le pertenecen, la padecemos nosotros igual que Colombia. Además, el representante nicaragüense ante la CIJ, Carlos Argüello, ha manifestado que ellos cuestionan todo el régimen fronterizo, es decir, que desconocen el compromiso o los compromisos adquiridos en el tratado. Eso nos parece poco serio y poco conforme al derecho internacional.
El río San Juan, que marca la frontera entre ambos países, es motivo constante de choques entre Costa Rica y Nicaragua…
En realidad no hay nada que discutir respecto al río. Está resuelto en el tratado y los laudos que se produjeron por arbitrajes posteriores. Está muy claro que el río le pertenece a Nicaragua, pero la margen derecha es territorio costarricense y Nicaragua no puede hacer cambios en el río que puedan dañar a Costa Rica. Tenemos derecho de libre navegación sobre el río y eso es algo que siempre reivindicamos aunque Nicaragua tenga soberanía.
De manera que no hay nada que discutir, pero Nicaragua siempre usa para efectos políticos internos el mito de que Costa Rica quiere robarle su río. No hay nada de eso, nunca hemos pretendido ser dueños del río, sólo salvaguardamos nuestros derechos de navegación. Ese es un tema recurrente de la política interna nicaragüense, porque cada vez que los gobiernos —no sólo el de ahora— tienen problemas internos, sacan a relucir ese mito para asustar a la población y distraer la atención en contra de un enemigo externo. Todo eso es parte de una política del mal vecino que lleva a cabo Nicaragua desde hace tiempo contra Costa Rica, y parte de su política expansionista.
El presidente de Colombia ha dicho que el proyecto nicaragüense de construir un canal interoceánico es un “cuento chino”. ¿Cómo lo ven desde Costa Rica y cómo los afectaría?
Aún no sabemos exactamente como nos afectaría. Nicaragua nos envió una comunicación a todos los países de Centroamérica, asegurando que no iba a usar el río San Juan para hacer el canal. Pero han hablado de usar el lago Cocibolca, que es el gran lago de Nicaragua y que es el mayor afluente del río San Juan. De manera que, si ellos ha
cen grandes obras en el lago, es de esperarse que haya afectaciones en el río, y en ese caso se afectarían los derechos de Costa Rica, no solamente por los derechos de navegación que tenemos en el río, sino porque el San Juan es a su vez el mayor afluente del río costarricense llamado Colorado.
Estamos dándole seguimiento a lo que pueda hacer Nicaragua, pero la verdad es que todavía la propia Nicaragua no ha definido qué es lo que va a hacer. Nosotros no tenemos objeción con que hagan un canal que propulse el desarrollo económico de Nicaragua. Eso más bien lo vemos con buenos ojos y qué más quisiéramos que Nicaragua sea un país rico y próspero. Lo que no queremos es que se afecten nuestros derechos.
¿Cómo ven desde Costa Rica el problema que se ha generado por el fallo de La Haya que resolvió el diferendo limítrofe entre Nicaragua y Colombia?
Nos causa preocupación. Esto causa tensión en toda la zona. También nos preocupa la carrera armamentista que ha empezado Nicaragua, con embarcaciones lanzamisiles que son ofensivas. La prensa ha hablado de que también quieren aviones MIG rusos, eso no es armamento defensivo, sino que significa una amenaza en la región y una alteración de los balances tradicionales que ha habido. Sobre todo del lado del Caribe.
¿Qué otros puntos en común encuentra en ambas disputas?
A nosotros también nos están afectando los nicaragüenses en el Pacífico, porque Nicaragua ofrece bloques petroleros y están pretendiendo usurpar territorio costarricense. Tanto en el Pacífico como en el Atlántico, están ofreciendo bloques petroleros en áreas que no les pertenecen.
Pero el principal punto que compartimos es la política expansionista de Nicaragua, que la sufrimos El Salvador, Honduras, Colombia, Costa Rica y posiblemente Panamá y Jamaica en algún momento. Ese es el común denominador. Tomado de El Espectador